Mesa - piano

Domínguez descubrió en el Rastro un enorme instrumento de música, fuera de uso, y el marchante le dijo que era un oficleido: coronada de una cabeza femenina y pintada de blanco, esta ruina se transformó en el más suntuoso y más nuevo vestido de noche. «Apertura»: recortada en una placa de cinc, la palabra París se eriza de bigudíes funambulescos, las virutillas del hueco de las letras se enrollan a unas llaves de latas de sardinas; detrás de las aperturas se distingue un costado de violín en forma de fina zapatilla de cenicienta. Para el taller que ocupó hacia los años 36, en el boulevard Montparnasse, el pintor hizo una Inmensa mesa negra en forma de piano de cola y un cómodo sillón acolchonando con raso rojo el interior de una carretilla. (El objeto fue apreciado por varios aficionados, para quienes Domínguez hizo ejemplares de su carretilla acolchonada. En el número 10 de «Minotaure» hay una foto de Man Ray -de una serie titulada «Amanecer de los objetos»- representando una bella persona en traje de etiqueta sentada en una carretilla acolchonada. El traje era del costurero Lucien Lelong, y la carretilla, de Domínguez.) Este mobiliario surrealista se completaba con un antiguo fonógrafo pintado de blanco, mudo, pues el plato giraba eternamente bajo una mano tendida reemplazando el brazo del diafragma, mientras que del pabellón salían dos piernas femeninas. Título: «Jamás». 

[Fragmento extraído de Histoire de la peinture surréaliste, de Marcel Jean. Ed. du Seuil, París, 1959].