L’escalier
ELLÉOUËT-BRETON, Aube
1998
Técnica: Collage sobre papel
Medidas: 43 x 36 cm
Número de registro: TEA2007-006
Colección TEA Tenerife Espacio de las Artes Cabildo Insular de Tenerife
Las composiciones artísticas de Aube Elléouët-Breton parecen compuestas por el azar, sin un planteamiento previo de la posición de los elementos del collage, aunque debemos precisar que la artista quiere transmitir en sus composiciones una visión artística propia en la que se muestran múltiples temas, como elementos de la tradición (ritos tradicionales de conjuración), la belleza de la Luna en resonancia con lo lúdico, relacionado con las formas del propio planeta y el de una bola de discoteca iluminada por el satélite, o un astronauta que flota en el fondo negro al igual que un globo aerostático, que se aprecia en su obra Biographie d’un brocanteur (2005).
Lo cotidiano domina su arte y le aporta un valor artístico personal mediante elementos aparentemente inconexos (reinas, vírgenes, peces, olas del mar, esculturas, plumas de pavo real, piedras preciosas, estrellas y planetas). Todo aparece dispuesto sofisticadamente sobre el fondo negro, que es la base de lo maravilloso de la composición.
“Sugerencias insospechadas” puede definir las obras artísticas de Aube Elléouët-Breton, una estética que suscita un interés por parte del espectador, dado el carácter universal y cotidiano de sus composiciones, en el que las figuras de espectador, artista y collage se encuentran en perfecta consonancia y en continua retroalimentación. Los escenarios inverosímiles de sus obras, al igual que un truco de magia, sorprenden, convulsionan y apelan a aquel que los observe; y los elementos, llenos de color y vida, destacan sobre ese caos oscuro y arbitrario con el fin de construir un cosmos formado a partir de los elementos de la propia vida, como se puede ver en L’escalier (1998), collage de la artista en el que se aprecia cómo emerge de las olas una escultura femenina con los ojos cerrados, como si durmiese, aludiendo a ese carácter de nacimiento/origen ya mencionado.
“También encontramos las rocosas costas bretonas en L’escalier (1998), donde un motivo clásico de la pintura de todos los tiempos, la mujer recostada o tumbada –la modelo, la ninfa, la maja vestida o desnuda–, adquiere una de sus variaciones más inusitadas. El cuerpo áureo de una muchacha yace tumbado boca arriba sobre arrecifes esculpidos por formaciones marmóreas. En lo alto, suspendida, se encuentra una escalera de caracol que asciende sin fin, y de la que se pende una lámpara con una misteriosa bola roja que bien pudiera ser la lámpara parpadeante de un faro. Sobre la arena, la muchacha desnuda permanece con los ojos cerrados, sumergida en sus propios sueños, esos que proyectan todos los elementos que la acompañan en esta composición. Sería viable interpretar esta obra como si se tratara de un autorretrato, pues ¿no es la joven muchacha, que niega la realidad y se deja seducir por el imaginario onírico, la misma niña que, tapándose los ojos con la palma de la mano, era fotografiada en 1939 sobre una embarcación con rumbo a la Isla de Sein? En ambos casos, cerrar los ojos a lo previsible supone abrirlos a un universo de sugerencias insospechadas”.
["A propósito de Aube Breton Elléouët: Prólogo", Isidro Hernández Gutiérrez. Collages. Galerie 1900-2000, París, 2017].