Hirviente
MANRIQUE, César
1985
Técnica: Mixta sobre lienzo
Medidas: 160 x 130 cm
Número de registro: TEA2011-013
Colección TEA Tenerife Espacio de las Artes, Cabildo Insular de Tenerife.
Antigua Colección Hans y Helga Müller
Es una obra que pertenece a su última producción. Al introducir cuatro años después las texturas lávicas en su pintura, le confiere a ésta una connotación dramática que no existía en su producción anterior.
La crítica genera pronto una interpretación referencial de la pintura de César Manrique, vinculándola a la naturaleza, a la orografía de su isla. Ya en los cincuenta había empezado a construirse la lectura, pero es ahora cuando se consolida. La metonimia geográfico-geológica o simplemente vulcanológica fundamenta el discurso de la alusión o del relato interno contenido. Se subraya, como texto implícito de esta obra, la poética de la calcinación y la gramática del caos, el tropo de las lavas, la narración del cataclismo originario, el maëlstrom de la materia, apegados a la naturaleza de la isla.
Por su parte, el crítico Eduardo Westerdahl inscribe su obra en el marco de una estética de vanguardia que da cuenta de la angustia que atenaza al hombre moderno, viendo en ella una herida abierta que no deja de supurar. El crítico canario se mantenía fiel a la visión dicotómica del arte de vanguardia que había planteado en los años treinta.
Westerdahl opone ¨las rocas calcinadas de tu suelo¨ a una ¨belleza sojuzgada por la apariencia¨. Se trata de plantear una reformulación de la idea de la belleza: ¨En cierto modo restauras en ellas (las rocas calcinadas) ese fantasma de la belleza que no ha terminado de desaparecer en la pintura contemporánea¨. Son imágenes que proclaman la universalización de la angustia, pero sin dejar de pertenecer al reino de la belleza.
[Fragmento extraído del texto de Fernando Gómez Aguilera "Entre el espejo y la crisálida, naturaleza y creación en la pintura de César Manrique", en César Manrique, IVAM, Generalitat Valenciana, Valencia, 2005]
La dicción plástica fue renovada en sintonía con la comprensión de su arte, como sucede en un gran artista. En el conjunto de su producción se observa una cadencia muy atractiva y la constante tensión entre el paisaje y el hombre que lo habita, aun en aquellas obras en las que se disuelve las referencias concretas al ser humano. Su paleta se fue alterando produciendo imágenes maravillosas empleando técnicas muy sólidas. Su arte fue un proceso continuo en el que refrendó su universo personal.
[Francisco Galante. Fragmento extraído de César Manrique y Haría, El artista y la belleza del lugar. Ayuntamiento de Haría y Universidad de La Laguna, 2023]
Hirviente
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Museo moderno, desandar el camino
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