06 jun 2018
TEA Tenerife Espacio de las Artes rinde homenaje al pintor Carlos Chevilly con motivo de su centenario
TEA Tenerife Espacio de las Artes presentó hoy [miércoles 6] la exposición 'Enigmas exactos: Carlos Chevilly y la naturaleza muerta moderna', una exposición que reúne un gran número de obras inéditas de uno de los pintores canarios más celebrados al que le rinde homenaje con motivo del centenario de su nacimiento. Comisariada por Isidro Hernández, esta muestra se convierte en la mayor exposición dedicada hasta la fecha a Carlos Chevilly de los Ríos (Santa Cruz de Tenerife 1918-1978), un pintor que ha merecido el beneficio de la admiración y el respeto de varias generaciones de artistas e intelectuales canarios.
El director insular de Cultura y Educación, José Luis Rivero; el hijo  del artista, Bernardo Chevilly; y el comisario de la muestra y  conservador de la Colección de TEA, Isidro Hernández; fueron los  encargados de dar a conocer los detalles de esta nueva exposición, que  se inaugura mañana [jueves 7] a partir de las 20:00 horas. "Llevamos  mucho tiempo trabajando en esta muestra, una exposición única y  realmente importante que queríamos hacer coincidir con el centenario del  nacimiento del pintor, máximo exponente del realismo mágico en  Canarias", adelantó Rivero quien remarcó que Carlos Chevilly es "uno de  los grandes maestros de la pintura canaria que además ha sido transitado  por diferentes generaciones de pintores en las Islas así como fuera de  ellas". "Su técnica ha sido y es muy alabada en todo el mundo", matizó.
 
 Detalló el responsable de Cultura del Cabildo que detrás de esta  exposición hay mucho trabajo de investigación y de recopilación de  obras. Y es que más de medio centenar obras realizadas por Carlos  Chevilly entre los años 1936 y 1977 conforman esta nueva muestra de TEA  que no pretende ser una antológica del artista, pues solo aspira a  detenerse en un aspecto concreto de su trayectoria creativa: sus  trabajos realizados en el medio siglo, momento en el que su pintura se  detiene en el estudio y perfeccionamiento de la naturaleza muerta y del  retrato. De modo que esta exposición ofrece una idea absolutamente cabal  del pintor.
 
 Asimismo- agregó Rivero- los trabajos expuestos no solo se presentan de  manera individual sino en relación con algunos otros protagonistas de su  contexto artístico, de forma que esta muestra se enriquece con una  treintena de obras de otros autores (maestros y coetáneos de Chevilly)  como Eduardo Westerdahl, María Girona, Ángel López Obrero, Mariano de  Cossío, Margaret Watkins, Juan Ismael, Teodoro Ríos, Enrique Lite, Pedro  de Guezala, Harry Beuster, Cristóbal Hall, Pancho Cossío, Joaquín  Peinado, Paul Outerbridge, Otho Lloyd, Esko Mannikö, Benjamín Palencia y  Maud Westerdahl.
 
 Esta muestra cuenta con la colaboración de Los Bragales, la Colección  Ordóñez-Falcón de Fotografía (COFF), la Real Academia de Bellas Artes,  el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS), el Cabildo de  Tenerife, el Gobierno de Canarias y muchos particulares que han querido  ceder sus obras para esta muestra. "Queremos agradecer a todos ellos así  como a la familia del artista su implicación y colaboración con este  proyecto", señaló José Luis Rivero.
 
 Isidro Hernández, comisario de la exposición Enigmas exactos: Carlos  Chevilly y la naturaleza muerta moderna -que se podrá visitar en TEA  Tenerife Espacio de las Artes hasta el 9 de septiembre, de martes a  domingo de de 10:00 a 20:00 horas- destacó el carácter innovador de su  pintura, que prolonga las corrientes de la neofiguración y del  denominado realismo mágico de la pintura europea de entreguerras en la  difícil década de los años cuarenta y cincuenta. "Carlos Chevilly  representa, como ningún otro ejemplo, la dignidad del oficio del  pintor", subrayó Hernández que explicó que "Carlos Chevilly es un  artista que jamás dejó de pintar".
 
 Durante su intervención, el comisario recordó que durante los años que  llevan trabajando en esta muestra ha habido sobre todo "un trabajo de  arqueología, de hallazgos, de encuentros y de sorpresas" y que en este  tiempo han llevado a cabo "un viaje ilusionante y lleno de sorpresas".  De ahí, que haya en esta exposición obras que no se habían mostrado  anteriormente al público. "Carlos Chevilly aportó aires de modernidad en  la pintura canaria", puntualizó Isidro Hernández a la vez que recordó  que "Chevilly es uno de los protagonistas fundamentales de la pintura en  Canarias del siglo XX".
 
 El hijo del artista, Bernardo Chevilly -quien ha seguido y contribuido  desde un principio en que esta muestra sea hoy una realidad- recordó la  figura de su padre, un hombre "tímido y silencioso", quien durante su  vida mantuvo amistad con algunas de las personalidades más señeras del  arte y de la cultura de las Islas. Asimismo se mostró agradecido con el  resultado de la exposición, "que era una deuda que tenía con mi padre",  pues recuerda que la última muestra que se realizó sobre su padre fue  hace 30 años.
 
 Bernardo Chevilly recordó la figura de su padre. Su actitud silenciosa  -y hasta podríamos decir que su parcial olvido- representa, en cierto  modo, el silencio y la pobreza cultural de la posguerra española. Y la  elección de los motivos de la pintura de Carlos Chevilly -objetos  pequeños, inanimados, elementales, como un vaso de agua, un limón, una  jarra o una caracola- responde tanto a la austeridad de su carácter  vital como de la época que le tocó vivir.
 
 Pocos pintores en Canarias han sabido llevar tan lejos el género de la  naturaleza muerta como Carlos Chevilly, pues sus cuadros, generalmente  de pequeño formato, han sabido mostrar de forma elocuente la extrañeza  que descansa en los objetos cuando estos se encuentran solos, inertes y  ordenados sobre una mesa; cuando el espacio y el tiempo se detienen  sobre el tejido cromático de unos cuantos elementos; o cuando lo  importante de la cosa representada no es la perfección técnica, ni la  verosimilitud con el modelo, sino alcanzar su intimidad escondida.
 
 Carlos Chevilly de los Ríos
 
 Carlos Chevilly de los Ríos nace el 1 de agosto de 1918, en Santa Cruz  de Tenerife. Tras finalizar sus estudios en la escuela primaria, ingresa  en la Academia de Artes y Oficios para estudiar dibujo y escultura con  solo catorce años, siendo sus maestros durante varios años reconocidos  pintores de la isla como Mariano de Cossío y Pedro de Guezala. Durante  un tiempo abandona sus estudios al ser llamado para luchar en el frente  de Aragón, pero ya había despuntado en el ámbito de la pintura con su  Autorretrato de la maceta.
 
 Al regresar de la guerra, ingresa de nuevo en la Academia y comienza a  tomar forma su estilo pictórico, que empezará a definir como "realismo  mágico". Sin haber cumplido llegado aún a su treintena, participa ya en  numerosas exposiciones como la de Artistas de la provincia de Tenerife  del Museo de Arte Moderno de Madrid, a la que presenta cinco bodegones,  siendo el más joven de los seleccionados con veintiocho años.
 
 Durante varios años, el Cabildo de Tenerife le concede una beca para  continuar sus estudios de pintura, y realiza en esta época hasta tres  exposiciones individuales en el Círculo de Bellas Artes en la que se  presentan bodegones, naturalezas muertas, retratos, autorretratos,  paisajes, estudios de paños, flores, así como varias obras destacadas de  su producción como Perro en verde y Perro en azul.
 
 Posteriormente aprueba las oposiciones de profesor para la Escuela de  Artes y Oficios de Santa Cruz de Tenerife y entra como responsable de la  cátedra de Colorido y Composición de Bellas Artes. Con los años termina  siendo director de la Escuela Superior tinerfeña, y durante un tiempo  también ejerce de suplente del cargo de Jefe Local del Servicio de  Protección del Patrimonio artístico. En este momento deja de lado  temporalmente su faceta creadora para dedicarse a sus tareas directivas y  docentes.
 
 En 1972 se realiza una gran exposición sobre Chevilly en la que se  muestran sesenta obras en el Museo Municipal de Santa Cruz de Tenerife  al cuidado de Antonio Vizcaya y con textos de Eduardo Westerdahl y  otros. Aunque su última exposición tiene lugar dos años más tarde en la  Casa de Colón, continúa pintando hasta sus últimos días. Carlos Chevilly  fallece de un ataque cardiaco el primer día del año 1978.
 
 Durante su vida participó en exposiciones dentro y fuera de Canarias,  como en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid, en la de  Pintores Independientes Canarios (PIC) junto a artistas como Juan  Ismael, en la Primera Exposición Colectiva de Escultores Tinerfeños o en  la exposición Las Islas Canarias en la Biblioteca Española de París.
 
 Recibe asimismo diversos reconocimientos como el primer premio del  Concurso de Bodegones del Círculo de Bellas Artes, del Concurso de  Carteles de la Dirección General de Turismo, de la Primera Exposición  Colectiva de Escultores Tinerfeños, de la Regional de Mayo y del  concurso de pintura Luis de la Cruz. A lo largo de su vida, el  Ministerio de Educación Nacional adquirió varias obras suyas como  Bodegón con pescado, y el Cabildo de Tenerife compró su óleo El pintor y  las modelos. Colaboró también con pinturas murales en el Parador de Don  Martín del Valle de Güímar y las cristaleras para la basílica de  Nuestra Señora de Candelaria.
El director insular de Cultura y Educación, José Luis Rivero; el hijo  del artista, Bernardo Chevilly; y el comisario de la muestra y  conservador de la Colección de TEA, Isidro Hernández; fueron los  encargados de dar a conocer los detalles de esta nueva exposición, que  se inaugura mañana [jueves 7] a partir de las 20:00 horas. "Llevamos  mucho tiempo trabajando en esta muestra, una exposición única y  realmente importante que queríamos hacer coincidir con el centenario del  nacimiento del pintor, máximo exponente del realismo mágico en  Canarias", adelantó Rivero quien remarcó que Carlos Chevilly es "uno de  los grandes maestros de la pintura canaria que además ha sido transitado  por diferentes generaciones de pintores en las Islas así como fuera de  ellas". "Su técnica ha sido y es muy alabada en todo el mundo", matizó.
 
 Detalló el responsable de Cultura del Cabildo que detrás de esta  exposición hay mucho trabajo de investigación y de recopilación de  obras. Y es que más de medio centenar obras realizadas por Carlos  Chevilly entre los años 1936 y 1977 conforman esta nueva muestra de TEA  que no pretende ser una antológica del artista, pues solo aspira a  detenerse en un aspecto concreto de su trayectoria creativa: sus  trabajos realizados en el medio siglo, momento en el que su pintura se  detiene en el estudio y perfeccionamiento de la naturaleza muerta y del  retrato. De modo que esta exposición ofrece una idea absolutamente cabal  del pintor.
 
 Asimismo- agregó Rivero- los trabajos expuestos no solo se presentan de  manera individual sino en relación con algunos otros protagonistas de su  contexto artístico, de forma que esta muestra se enriquece con una  treintena de obras de otros autores (maestros y coetáneos de Chevilly)  como Eduardo Westerdahl, María Girona, Ángel López Obrero, Mariano de  Cossío, Margaret Watkins, Juan Ismael, Teodoro Ríos, Enrique Lite, Pedro  de Guezala, Harry Beuster, Cristóbal Hall, Pancho Cossío, Joaquín  Peinado, Paul Outerbridge, Otho Lloyd, Esko Mannikö, Benjamín Palencia y  Maud Westerdahl.
 
 Esta muestra cuenta con la colaboración de Los Bragales, la Colección  Ordóñez-Falcón de Fotografía (COFF), la Real Academia de Bellas Artes,  el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS), el Cabildo de  Tenerife, el Gobierno de Canarias y muchos particulares que han querido  ceder sus obras para esta muestra. "Queremos agradecer a todos ellos así  como a la familia del artista su implicación y colaboración con este  proyecto", señaló José Luis Rivero.
 
 Isidro Hernández, comisario de la exposición Enigmas exactos: Carlos  Chevilly y la naturaleza muerta moderna -que se podrá visitar en TEA  Tenerife Espacio de las Artes hasta el 9 de septiembre, de martes a  domingo de de 10:00 a 20:00 horas- destacó el carácter innovador de su  pintura, que prolonga las corrientes de la neofiguración y del  denominado realismo mágico de la pintura europea de entreguerras en la  difícil década de los años cuarenta y cincuenta. "Carlos Chevilly  representa, como ningún otro ejemplo, la dignidad del oficio del  pintor", subrayó Hernández que explicó que "Carlos Chevilly es un  artista que jamás dejó de pintar".
 
 Durante su intervención, el comisario recordó que durante los años que  llevan trabajando en esta muestra ha habido sobre todo "un trabajo de  arqueología, de hallazgos, de encuentros y de sorpresas" y que en este  tiempo han llevado a cabo "un viaje ilusionante y lleno de sorpresas".  De ahí, que haya en esta exposición obras que no se habían mostrado  anteriormente al público. "Carlos Chevilly aportó aires de modernidad en  la pintura canaria", puntualizó Isidro Hernández a la vez que recordó  que "Chevilly es uno de los protagonistas fundamentales de la pintura en  Canarias del siglo XX".
 
 El hijo del artista, Bernardo Chevilly -quien ha seguido y contribuido  desde un principio en que esta muestra sea hoy una realidad- recordó la  figura de su padre, un hombre "tímido y silencioso", quien durante su  vida mantuvo amistad con algunas de las personalidades más señeras del  arte y de la cultura de las Islas. Asimismo se mostró agradecido con el  resultado de la exposición, "que era una deuda que tenía con mi padre",  pues recuerda que la última muestra que se realizó sobre su padre fue  hace 30 años.
 
 Bernardo Chevilly recordó la figura de su padre. Su actitud silenciosa  -y hasta podríamos decir que su parcial olvido- representa, en cierto  modo, el silencio y la pobreza cultural de la posguerra española. Y la  elección de los motivos de la pintura de Carlos Chevilly -objetos  pequeños, inanimados, elementales, como un vaso de agua, un limón, una  jarra o una caracola- responde tanto a la austeridad de su carácter  vital como de la época que le tocó vivir.
 
 Pocos pintores en Canarias han sabido llevar tan lejos el género de la  naturaleza muerta como Carlos Chevilly, pues sus cuadros, generalmente  de pequeño formato, han sabido mostrar de forma elocuente la extrañeza  que descansa en los objetos cuando estos se encuentran solos, inertes y  ordenados sobre una mesa; cuando el espacio y el tiempo se detienen  sobre el tejido cromático de unos cuantos elementos; o cuando lo  importante de la cosa representada no es la perfección técnica, ni la  verosimilitud con el modelo, sino alcanzar su intimidad escondida.
 
 Carlos Chevilly de los Ríos
 
 Carlos Chevilly de los Ríos nace el 1 de agosto de 1918, en Santa Cruz  de Tenerife. Tras finalizar sus estudios en la escuela primaria, ingresa  en la Academia de Artes y Oficios para estudiar dibujo y escultura con  solo catorce años, siendo sus maestros durante varios años reconocidos  pintores de la isla como Mariano de Cossío y Pedro de Guezala. Durante  un tiempo abandona sus estudios al ser llamado para luchar en el frente  de Aragón, pero ya había despuntado en el ámbito de la pintura con su  Autorretrato de la maceta.
 
 Al regresar de la guerra, ingresa de nuevo en la Academia y comienza a  tomar forma su estilo pictórico, que empezará a definir como "realismo  mágico". Sin haber cumplido llegado aún a su treintena, participa ya en  numerosas exposiciones como la de Artistas de la provincia de Tenerife  del Museo de Arte Moderno de Madrid, a la que presenta cinco bodegones,  siendo el más joven de los seleccionados con veintiocho años.
 
 Durante varios años, el Cabildo de Tenerife le concede una beca para  continuar sus estudios de pintura, y realiza en esta época hasta tres  exposiciones individuales en el Círculo de Bellas Artes en la que se  presentan bodegones, naturalezas muertas, retratos, autorretratos,  paisajes, estudios de paños, flores, así como varias obras destacadas de  su producción como Perro en verde y Perro en azul.
 
 Posteriormente aprueba las oposiciones de profesor para la Escuela de  Artes y Oficios de Santa Cruz de Tenerife y entra como responsable de la  cátedra de Colorido y Composición de Bellas Artes. Con los años termina  siendo director de la Escuela Superior tinerfeña, y durante un tiempo  también ejerce de suplente del cargo de Jefe Local del Servicio de  Protección del Patrimonio artístico. En este momento deja de lado  temporalmente su faceta creadora para dedicarse a sus tareas directivas y  docentes.
 
 En 1972 se realiza una gran exposición sobre Chevilly en la que se  muestran sesenta obras en el Museo Municipal de Santa Cruz de Tenerife  al cuidado de Antonio Vizcaya y con textos de Eduardo Westerdahl y  otros. Aunque su última exposición tiene lugar dos años más tarde en la  Casa de Colón, continúa pintando hasta sus últimos días. Carlos Chevilly  fallece de un ataque cardiaco el primer día del año 1978.
 
 Durante su vida participó en exposiciones dentro y fuera de Canarias,  como en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid, en la de  Pintores Independientes Canarios (PIC) junto a artistas como Juan  Ismael, en la Primera Exposición Colectiva de Escultores Tinerfeños o en  la exposición Las Islas Canarias en la Biblioteca Española de París.
 
 Recibe asimismo diversos reconocimientos como el primer premio del  Concurso de Bodegones del Círculo de Bellas Artes, del Concurso de  Carteles de la Dirección General de Turismo, de la Primera Exposición  Colectiva de Escultores Tinerfeños, de la Regional de Mayo y del  concurso de pintura Luis de la Cruz. A lo largo de su vida, el  Ministerio de Educación Nacional adquirió varias obras suyas como  Bodegón con pescado, y el Cabildo de Tenerife compró su óleo El pintor y  las modelos. Colaboró también con pinturas murales en el Parador de Don  Martín del Valle de Güímar y las cristaleras para la basílica de  Nuestra Señora de Candelaria.
Listado de obras:
- De Carlos Chevilly: Bodegón (1971), Paisaje lagunero (1962), Sin título (ca. 1946), Sin título (ca. 1946), Sin título. Bodegón con jarra de latón (1949), Sin título. Bodegón con sardinas (1949), Sin título. Bodegón con figura (1949), Higos chumbos (1943), Retrato de María Dolores Puerta López (1957), Bodegón con figura triste (1943), Sin título (Jarrón) Bodegón (1956), Naturaleza muerta (1948), Bodegón de taza y cáscara de huevo (1945), Jarra, taza, pan y huevos (1942), Bodegón, Desnudo (1952), Bodegón (1945), Bodegón con fruta (1951), El paño de la Verónica (Retrato de María Marrero) (1952), Bodegón con jarra y plato (ca.1955), Caracola y barros (1955), Bodegón con limón y caracola (1953), Bodegón con pescado (1943) y Bodegón (1975).
- De Ángel López Obrero: Composición (1944) y Raíces (1986)
- De Teodoro Ríos: Autorretrato cubista (1947)
- De Mariano de Cossío: Autorretrato, Bodegón con maceta, Retrato de familia y Museo de Historia natural (1942)
- De Enrique Lite: Sin título (1972)
- De Eduardo Westerdahl: Retrato de Carlos      Chevilly y Sin título (1931-1935)
- De Harry Beuster: Tertulia del Café ‘El Águila' (1963)
- De Maud Westerdahl: Homenaje a Paul Klee
- De Pedro de Guezala: Autorretrato con paleta de pintor
- De Cristobal Hall: Retrato de Mariano de Cossío (ca.1925)
- De Pancho Cossío: Salmonetes (1927)
- De Joaquín Peinado: Botellas y pinceles (1958)
- De Paul Outerbridge: Apples in Container (1922)
- De María Girona: Frutero (1988)
- De Otho Lloyd: Sin título (ca.1944)
- De Esko Männikö: Kuivaniemi (1992)
- De Margaret Watkins: The kitchen sink (1919)
- De Juan Ismael: Sin título (mujer traje azul) (1947)
- De Benjamín Palencia: Objetos (1970) y Naturaleza muerta con sifón (1922)

