13 jun 2025
TEA presenta la exposición ‘Rebeldía y disciplina. Una posible historia de los grupos de artistas de Canarias a partir de la colección de TEA’
La muestra, la más grande realizada hasta la fecha por este museo reúne quinientas obras firmadas por cerca de doscientos artistas
TEA Tenerife Espacio de las Artes presentó hoy (viernes 13) Rebeldía y disciplina. Una posible historia de los grupos de artistas de Canarias a partir de la colección de TEA, la exposición más grande realizada hasta la fecha por este museo. El consejero de Cultura y Museos de Tenerife, José Carlos Acha; el director artístico de TEA y comisario de la muestra, Sergio Rubira; y el también comisario Néstor Delgado Morales, dieron a conocer los detalles de esta nueva propuesta expositiva comisariada también por Alejandro Castañeda Expósito, José Manuel González Reyes, Isidro Hernández Gutiérrez, Sara Lima, Débora Madrid Brito, Emilio Ramal Soriano y Vanessa Rosa Serafín. Y es que esta muestra -que se inaugura mañana (sábado 14), a las 12:00 horas- es -según destacó Acha- “fruto del trabajo intenso y colectivo de todo el equipo de TEA”.
“Rebeldía y disciplina muestra una selección de los fondos que acoge el museo e intenta trazar un relato sobre los esfuerzos colectivos en la producción artística de Tenerife y Canarias durante el último siglo”, avanzó el consejero quien explicó que esta exposición, que ocupa todas las salas del museo, “reúne quinientas obras (pinturas, fotografías, instalaciones, documentales, vídeos, esculturas, mobiliario o grabados) firmadas por cerca de doscientos artistas”, entre los que figuran Carmela García, Juan Hidalgo, Vicki Penfold, Pepe Dámaso, Esther Ferrer, Cristina Temes, Maud Bonneaud, Nieves Lugo, Antonio Torres, María Belén Morales, Santiago Santana, Juan Ismael, Jane Millares Sall, Carlos A. Schwartz, Manolo Millares, Teresa Arozena, Felo Monzón, Lola Massieu, Antonio González Calimano, Lola del Castillo, Torres Romero, Alexis W., Cebrián, Baeza, Jorge Perdomo, Dailo Barco, Jesús Arencibia, Pérez y Requena, Julio González, Martín y Sicilia, Yapci Ramos, Eduardo Gregorio, Adrián Alemán, Maribel Nazco, Jorge Oramas, Fernando Álamo, Luis Palmero, Pedro Garhel y Rosa Galindo, Concha Jerez, Ángel Ferrant Vázquez, Cristina Temes, Miriam Durango, Moneiba Lemes, Néstor Torrens, Lola del Castillo o Walter Marchetti.

Durante su intervención, Acha detalló que la exposición se estructura en tres grandes secciones: 1918-1950 (Sala A), 1950-1970 (Sala C) y 1970-2025 (Sala B), que a su vez se organizan en distintos ámbitos cado uno con su propia temática. La muestra, que es de entrada libre, permanecerá abierta hasta el 26 de octubre, de martes a domingo y festivos, de 10:00 a 20:00 horas.
Sergio Rubira, que agradeció a todo el personal del museo su implicación con esta exposición, señaló que es una muestra en la que llevan trabajando nueve meses, desde que se incorporó a la dirección de TEA. A lo largo de este tiempo se han ido realizando reuniones semanales, de las que fueron salieron numerosas aprtaciones. “Rebeldía y disciplina es un esfuerzo colectivo, al igual que el de los grupos que hemos recogido en esta exposición y que son en hilo conductor de la misma”, indicó el director artístico de TEA que considera que esta muestra -que ya aparecía en su programa artístico- “establece un mapa o una línea de trabajo que nos guiará durante los próximos cinco años”. “Se plantea como un punto de partida, como un inicio”, agregó.

La muestra -añadió- abarca un siglo, desde 1918 hasta nuestros días, y en ella “se subraya la colectividad frente a la individualidad. Rubira explicó además que en esta gran colectiva se insiste en la sincronía y las relaciones o polémicas entre los distintos grupos, también en la tensión entre lo propio y lo ajeno que determinó algunos de los debates desarrollados en este período. Y es que la exposición se estructura en torno a una serie de casos de estudio que van desde la Escuela Luján Pérez, Pajaritas de papel y Gaceta de Arte, hasta colectivos actuales como La Limonera, Neoblanditas, Casa Antillón y Storm and Drunk. Se incluyen también otras disciplinas como la arquitectura, la caricatura, el cómic y el cine. Anunció que en cada sala hay una pieza que rompe con la cronología establecida en ese espacio. Rubira incidió también en que las piezas del fondo fotográfico del CFIT y los archivos del Centro de Documentación y Biblioteca de Arte ayudan construir una narrativa paralela que sitúa social, política y culturalmente la producción de estas comunidades de artistas.

Néstor Delgado insistió en que “la idea de la colectividad es esencial en esta muestra” y que en ella se “destaca el entramado colectivo frente a la idea del genio artista”. “La pregunta de qué es un grupo ha estado muy presente a la hora de preparar la exposición y, aunque parece un concepto sencillo, es bastante complejo sobre todo en un contexto como Canarias que ha sido un lugar históricamente de tránsito”, apuntó Delgado quien agregó que también se ha tenido en cuenta “el papel juega el museo en la construcción de esa colectividad y el diálogo que el museo establece con colectivos actuales”. Por otra parte, manifestó que Rebeldía y disciplina se entiende desde una perspectiva un poco epocal y anunció que los colectivos Casa Antillón, Neoblanditas y La limonera han producido obras ex profeso para esta muestra.
Asimismo explicó que durante el recorrido, el público se irá encontrando con algunos montajes de piezas que le ayudarán a contextualizar la época. A lo largo de estos meses se realizarán además una serie de activaciones de determinadas piezas que conforman esta exposición y performances realizadas a través del programa de Artes vivas de TEA, Por Asalto. También la programación de El Videoclub estará vinculada a Rebeldía y disciplina.
Además de las obras de TEA, esta gran colectiva se enriquece con préstamos del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS), del Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM), del Gobierno de Canarias, de la Fundación CajaCanarias, de la Colección LM, del Colegio Oficial de Arquitectos de Tenerife, La Gomera y El Hierro (COACTFE), del Museo de Arte Contemporáneo Eduardo Westerdahl (MACEW) de Puerto de la Cruz, del MIAC de Lanzarote, del Cabildo de Tenerife, del Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz, del Archivo Histórico Provincial y del Archivo Municipal de Santa Cruz, de la Biblioteca de la Universidad de La Laguna, del Centro de Documentación de Canarias y América (CEDOCAM), de la Biblioteca Municipal de Santa Cruz, del Fondo Pérez Minik de la Biblioteca Pública del estado, del Conservatorio Superior de Música de Santa Cruz y del Conservatorio Profesional de Música de Canarias, de las galerías Bibli y Artizar y de distintos coleccionistas privados.
Rebeldía y disciplina. Una posible historia de los grupos de artistas de Canarias a partir de la colección de TEA comienza con la Escuela Luján Pérez e imágenes del paisaje de Tenerife. En este primer espacio, en el que se ahonda en temas como el paisaje y el campo (se aborda la explotación agrícola), hay imágenes del Sindicato agrícola del Norte (el primero que se constituyó en la Isla para recuperar la explotación de los terrenos, que básicamente antes tenían los ingleses), una intervención del colectivo de arquitectos Casa Antillón (que permite ver por primera vez las dos caras una obra doble de Juan Ismael de 1934, cuyo anverso muestra un paisaje del sur de Granadilla) y trabajos de la Escuela de Vallecas a la que perteneció el lanzaroteño Pancho Lasso.
La siguiente sala se dedica a la modernidad con grupos como Pajaritas de papel. En esta sala se exhiben, entre otras piezas, muebles de la Bauhaus (que recuerda la exposición que realizó Eduardo Westerdahl en el Círculo de Bellas Artes en la que trajo muebles de la célebre escuela de arte, diseño y arquitectura alemana) y se proyecta Archipiélago fantasma, de Dailo Barco (una pieza compuesta a partir del remontaje de la primera película de ficción de la historia del cine en Canarias, El ladrón de los guantes blancos, de José González Rivero). A continuación hay una gran sala dedicada a Gaceta de arte, en la que por primera vez se muestran junto a las publicaciones las obras que aparecen reproducidas en ellas y se hace de forma cronológica, tal y como se fueron publicando. Se ahonda en este contexto en su relación con otras corrientes de la vanguardia europea más allá del surrealismo.
La siguiente sala está dedicada al Surrealismo en París (centrado en la exposición de 1938) y también a la Guerra Civil y al Mando Económico con obras como Composición canaria, de Felo Monzón (que el artista pintó en el campo de concentración de Gando) o los dibujos que Antonio Torres realizó en el campo de concentración de Fayffes. A su vez hay ejemplares de revistas tanto del bando republicano como del golpista (diseñadas por Bonnin o Juan Ismael), también se exhiben obras de Arencibia y Santiago Santana en esta sección. A continuación se da paso al Mando económico con creaciones de Bonnin, Guezala y Aguiar (como es el retrato del arquitecto Marrero Regalado), a los grupos PIC y Ladac, a una gran composición de fotografías de Nieves Lugo y Fernando Torres Romero y a las proyecciones de Tirma, de Paolo Moffa y Carlos Serrano de Osma; y de la Crónica histérica: La conquista de Tenerife, el primer trabajo del Equipo Neura.
La sala C, que abarca los años 1950-1970, se abre con la Escuela de Altamira, en la que Eduardo Westedahl encontró la posibilidad de incluirse de nuevo en un grupo de vanguardia con vocación internacional, y en ella se habla través del arte de la emigración a Venezuela y de los viajes a África realizados por artistas como Eduardo Gregorio (destacado de la vanguardia insular) o Antonio Torres. Luego se recorren los espacios dedicados a los grupos El Paso (con obras de Millares), Espacio y Nuestro Arte. El último ámbito de este espacio está dedicado por completo a las 12 (Eva Fernández, Lola Massieu, Jane Millares, Manón, Birgitta Bergh, Vicki Penfold, Carla Prina, Tanja Tamvelius y Maud Westerdahl) Este grupo de artistas expusieron juntas en el año 1965 en el Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, en la que fue la primera exposición integrada solo por mujeres en Canarias y la segunda en toda España.
La sala B tiene su punto de partida en la década de los setenta, una época llena de cambios, los años de la transición, del paso a la democracia. Los años del tardofranquismo no solo marcaron un momento histórico de cambio, sino también un giro profundo en el mundo cultural. Está presente en ella la relación entre Canarias y África así como en los campesinos y el mundo rural. Se centra además en la influencia que algunos grupos de las Islas como Zaj tuvieron con otros colectivos internacionales (en el caso de Zaj con Fluxus). Junto a las creaciones de Maribel Nazco, Cándido Camacho, Lola del Castillo, Esther Ferrer y Juan Hidalgo se exhibe una pieza de María Laura Benavente, cartelería de la Sala Conca y de El Almacén y proyecciones sobre el nacimiento del cine underground en Canarias, con referencias al colectivo Yaiza Borges. Una vez se da el salto años ochenta aparece Espacio P (de Pedro Garhel y Rosa Galindo) y a Concha Jerez y posteriormente a La Cámara (Adrián Alemán, José Herrera, Luis Palmero y Carlos Matallana), un grupo que volvió a la abstracción y al post minimalismo.
A partir de los años 90 se puede ver como algunos de los artistas presentes en esta muestra (Carmela García, Alexis W. Yapci Ramos…) representan la colectividad y aluden a crisis identitarias. Se habla en esta sala del papel que juagaron el campo del arte las instituciones, en este caso con la inauguración del CAAM y de la Facultad de Bellas Artes. También, de Academia Crítica. Rebeldía y disciplina se cierra recordando otra inauguración, la de TEA en 2008. Alrededor de la maqueta de este edificio, diseñado por Herzog & de Meuron, se exhiben creaciones de espacios y colectivos artísticos surgidos a partir de ese momento de crisis, como son El apartamento, Solar, Oficina para la Acción Urbana, La Limonera o Storm and Drunk y se ahonda en el papel que juega el museo como parte de un tejido más amplio. Neoblanditas, el colectivo más reciente, trabaja ya sobre el ciberespacio y la cultura digital.