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22 ene 2010

Carlos Schwartz cuenta en TEA una historia personal mientras "˜viste' de luz la cotidianeidad

TEA Tenerife Espacio de las Artes presentó la exposición individual del escultor Carlos Schwartz (La Laguna, 1966) en la que el artista descubre el resultado final del trabajo que ha realizado a lo largo de estos dos últimos años. Acompañado del coordinador general de Cultura y Patrimonio Histórico del Cabildo de Tenerife, Cristóbal de la Rosa, y del director artístico de TEA Tenerife Espacio de las Artes, Javier González de Durana; el artista explicó que a través de este proyecto ha querido contar una historia personal usando todos aquellos elementos de trabajo con los que, desde los años 90, construye su discurso artístico.

Así, con luces de neón y con diversos objetos -algunos encontrados y otros elaborados-, el creador ha reinventado su propio mundo; un universo en el que la cotidianeidad adquiere una nueva lectura. Y es que para este polifacético artista lagunero la materia a la que alguien dio vida con un determinado fin no siempre muere con su causa; ésta puede subsistir, revivir en el arte. "Por encima de lo real y de lo cotidiano existe un sentido superior", señaló Carlos Schwartz quien, tras agradecer al Cabildo de Tenerife y a TEA la confianza depositada en él, recordó que "tras estas obras aparentemente sencillas hay mucho trabajo".

Cristóbal de la Rosa, que subrayó que ésta es la primera vez que una de las salas de TEA Tenerife Espacio de las Artes se rinde por completo a un artista lagunero, valoró las múltiples lecturas que ofrecen las piezas de Carlos Schwartz. "El suyo es un trabajo asombroso, un trabajo en el que los objetos fragmentados se unen de una forma muy especial, con la luz", remarcó el también vicepresidente de TEA quien recordó que en una de las exposiciones inaugurales de este centro ya se había mostrado una de sus instalaciones, Escalera desde arriba hacia aquí. "Sus obras, que van en búsqueda del conocimiento y nunca dejan de asombrarnos", agregó De la Rosa.

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Por su parte, Javier González de Durana también quiso resaltar la calidad de estos trabajos, a través de los cuales crea una especie de paradojas con elementos, aparentemente chocantes entre sí. "Carlos Schwartz dibuja con luz sus ideas", indicó el director artístico de TEA quien explicó que la muestra se completa con una de sus series de dibujos. Además de ello, González de Durana valoró de forma especial la pieza que el artista elaboró para el muro exterior de la sala que, hasta el próximo 11 de abril, albergará sus propuestas.

Un viaje al interior del ser

El espectador que visite Carlos Schwartz se encontrará con esa historia personal que arranca con unas barcas, que continúa con unas escaleras sin límites que conducen al infinito y que concluye con la llegada al propio ser. Un ser que sólo se siente a través del sistema nervioso, como metáfora lumínica de lo que somos. "Además de este modo, he querido establecer un paralelismo entre las energías del sistema nervioso y las que se desprenden de la propia exposición", agregó por su parte el artista, cuyas obras visten de poesía y cubre de múltiples significados la cotidianeidad.

Respecto a su serie de dibujos, Ventanas ciegas, él mismo aclaró que aunque ésta no esté iluminada como el resto de las piezas, sí que existe en ellas la luz. Sin embargo, y jugando nuevamente con los contrarios, la luz se tapa cubriendo de pintura negra cada una de esas ventanas. Carlos Schwartz descubre ahora -y tras haber dado buenas muestras de su quehacer en numerosas individuales y colectivas, tanto en su Isla como en otros puntos del país y Europa- todo su potencial creativo, todas esas ideas que han pasado del papel a las tres dimensiones y que se han cubierto de luz. Los elementos con los que el pintor y escultor lagunero construye sus obras enseñan a los ojos que los contemplan a descubrir en lo cotidiano aquello que no lo es.

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Carlos Schwartz (La Laguna, 1966) vive y trabaja en Madrid y Berlín. Scarlatti fue su primera individual, muestra que pudo verse en Santa Cruz de La Palma en el año 1989. Desde entonces, ha expuesto su universo particular en La Laguna, Santa Cruz de Tenerife, Berlín, Málaga, Madrid, Casablanca, Marruecos, Oporto o Lisboa. Entre sus últimas exposiciones individuales cabe destacar la que se desarrolló en la galería madrileña Fúcares en 2009 y otra que, a lo largo de ese mismo año, se pudo contemplar en la galería Artnueve, de Murcia. También en 2009 sus obras compartieron escenario con otras piezas de artistas canarios en el Espacio Canarias, de Madrid. Esta colectiva se presentó al público bajo el título de Canarias [ida y vuelta].

Además de ello, el pasado año Carlos Schwartz también expuso su arte en el Artium de Vitoria, en la galería Graça Brandao de Lisboa y en el Festival Alterarte de Murcia. Salzillo 21 (sala Verónicas, Murcia, 2007), En las cálidas noches del estío (galería Fúcares, Madrid, 2005), Redividir Domínguez (Estudio Artizar, La Laguna, 2005), Instinto (galería Fúcares, Almagro, 2004), Donde la ciudad pierde su nombre (galería Sandunga, Granada, 2001) y San Sebastián (San Lorenzo de El Escorial, Madrid, 2001) son algunas de las colectivas en las que ha participado.

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Schwartz completa su currículum con veinticinco exposiciones individuales. Tras la luz (2006), Crimen de Agustín Espinosa (2005), Velando la verdad (2004), Lecciones de Tinieblas (2003), Hacia la transparencia (2001), Visiones de F. (2000), Matthaus-Passion (1999) o Fuga de muerte (1994) son sólo algunos de los títulos de las muestras individuales que ha tenido desde 1989.