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    15 nov 2013 > 17 nov 2013

    El último concierto

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'El último concierto', de Yaron Zilberman, es la película que ofrece TEA Tenerife Espacio de las Artes del 15 al 17 de noviembre. Habrá dos pases diarios que comienzan a las 19,00 y 21,30 horas. La proyección se realizará en versión original en inglés con subtítulos en castellano. El precio de la entrada es de 4 euros, 3 para los integrantes del colectivo 'Amigos de TEA'.

Director: Yaron Zilberman

Guión: Seth Grossman, Yaron Zilberman

Música: Angelo Badalamenti

Fotografía: Frederick Elmes

Intérpretes: Philip Seymour Hoffman, Catherine Keener, Christopher Walken, Mark Ivanir,Imogen Poots, Wallace Shawn, Madhur Jaffrey, Liraz Charhi, Megan McQuillan,Marty Krzywonos

Título original: A Late Quartet

Año: 2012

Duración: 105 minutos

País: Estados Unidos

Sinopsis

Tras 25 años cosechando éxitos y gozar de fama mundial, y en plena preparación de un concierto para celebrar su cuarto de siglo profesional, el futuro de un cuarteto de cuerda de Nueva York recibe un duro golpe que puede poner en entredicho su supervivencia.

El violonchelista de la formación está padeciendo los primeros síntomas del Párkinson, una enfermedad que en poco tiempo pondrá fin a su carrera como intérprete. La incertidumbre sobre su futuro se apoderará del cuarteto, dando rienda suelta a emociones reprimidas, egoísmos y reproches que pondrán en entredicho años de amistad y colaboración profesional.

El último concierto

Notas

Dirige el realizador de origen israelí Yaron Zilberman, que se dio a conocer hace casi una década con el documental Watermarks, en donde logró reunir a varias de las mujeres que formaron parte del equipo de natación del hebreo club Hakoah durante los años del ascenso del fascismo en Austria. Su debut en la ficción se produce con El Último Concierto.

Yaron Zilberman escribe el guión junto a Seth Grossman, que firma como Christopher Ford.

Está interpretada por Philip Seymour Hoffman (Nueva York, 1967), uno de los actores de mayor prestigio de su generación. Es capaz de encarnar a los personajes más inverosímiles y tiene una gama de registros tan extensa que se ha ganado el respeto de la crítica internacional. Mucho tiene que ver su pasión por el teatro, donde forjó su carrera artística. Su primer gran éxito personal en el cine fue Boogie Nights (1997), que le convirtió en un icono del circuito de películas independientes. Pero eso no le hizo rechazar las interesas propuestas comerciales que le llegaron a partir de entonces, como Magnolia (1999), Casi famosos (2000), Cold Mountain (2003) y Misión: Imposible III (2006). Justo después, Philip Seymour Hoffman inició su fructífera relación con los Oscar. Ganó la estatuilla dorada en 2006 por Capote; su trabajo al recrear la vida del brillante y excéntrico escritor le valió otros 22 premios en diversos festivales y el aplauso unánime de críticos y espectadores. Otros dos papeles que le hicieron candidato al Oscar fueron el del deslenguado Gust Avrakotos de La guerra de Charlie Wilson (2007) y el del ambiguo padre Brendan Flynn en La duda (2008), donde mantuvo un épico duelo interpretativo con Meryl Streep. "Money ball" y "The master" son dos de sus otras grandes y últimas películas. Entre las curiosidades personales de Philip Seymour Hoffman, cabe destacar que no prueba ni una gota de alcohol desde los 22 años, cuando se dio cuenta de que estaba afectando a su vida de manera peligrosa. Una de sus películas predilectas es Uno de los nuestros .Sus actores favoritos son Daniel Day-Lewis, Paul Newman, Meryl Streep y Christopher Walken, precisamente con quien comparte protagonismo en esta película: Walken (Nueva York, 1943) es un actor con un extenso y rico currículum cinematográfico. Tomó clases en la Universidad de Hofstra y destacó en el mundo del teatro, representando obras de Tennessee Williams, su salto a la gran pantalla era cuestión de tiempo. Uno de sus primeros papeles fue como compañero de Sean Connery en Supergolpe en Manhattan (1971). Sin embargo, fue a finales de la década cuando fue ovacionado, primero como el hermano suicida de Diane Keaton en Annie Hall (1977) y después al ganar el Oscar al mejor actor secundario por jugarse la vida a la ruleta rusa en El cazador (1978). Aunque estos papeles le catalogaron como un experto en encarnar a personajes inestables a nivel psicológico, lo cierto es que Walken también ha hecho cosas más mundanas e igualmente notables. Por ejemplo, de villano en una aventura de James Bond, Panorama para matar(1985), con Roger Moore en la piel del agente 007. Su gran versatilidad le permitió hacer registros más cómicos a partir de los años noventa y aprovechó para hacer algo que le encanta frente a las cámaras: bailar. Pero en cuanto volvió a ponerse serio, como el padre desequilibrado de Leonardo DiCaprio de Atrápame si puedes(2002), optó de nuevo al Oscar, aunque esta vez no lo consiguió. Casado con la directora de casting Georgianne Walken desde 1969, Christopher es un enamorado de su profesión. Casi nunca rechaza un guión porque considera que los rodajes son experiencias maravillosas y que todas merecen la pena, por mala que luego sea la película. Por cierto que disfruta con los films de zombis y se declara totalmente en contra de la posesión de armas, tema candente en Estados Unidos.

Críticas

"Una pequeña y brillante joya de película que se trabaja el camino hasta tu corazón con la insinuante potencia de la música. La interpretación de Walken y sus compañeros de reparto es asombrosa, y una clase maestra en el arte de actuar" (Rolling Stone)

"Un film magníficamente interpretado (...) una película muy sentida, musicalmente inteligente (...) sus grandes actuaciones llenan los huecos del film y la suavizan, de la misma manera que un músico brillante transforma una composición de notas y frases en algo inefable." (Stephen Holden: The New York Times)

"Después de una temporada sofocante viendo películas tan aparatosas como vanas, ver una película pausada e intimista como El último concierto, en la que suenan múltiples interpretaciones del Opus 131 de Beethoven, en la que la cámara casi no se mueve, con planos que duran más de 30 segundos, ambientada en el invierno de Nueva York, sintiendo el frío y la hermosura de Central Park nevado, protagonizada por intérpretes eminentes que desprenden clase, supone un agradecible respiro, una moderada tabla de náufrago. En la hoja promocional que recojo en el pase de prensa se han olvidado de ofrecer ni un solo dato sobre la personalidad del hombre que la ha dirigido. Solo informan de que se llama Yaron Zilberman. No recuerdo haber visto nada que lleve su firma. Su trabajo en El último concierto me parece sensible y sutil, una historia triste contada con sobriedad y sin empalago. Es la de un cuarteto de cuerda que llevan 25 años tocando juntos. Ofrecen imagen de armonía, parecen complementarse, cada uno asume responsablemente su papel en la exquisita creación común. La demoledora noticia de que la enfermedad de Parkinson ha comenzado a cebarse en la persona que dirige este cuarteto sacará a la luz miserias y frustraciones ocultas en un grupo que parecía inquebrantable, gente con la sagrada misión de transmitir la belleza y el sentimiento de la música. Yaron Zilberman nos muestra que los magistrales intérpretes de una música divina, los pobladores de un ambiente tan civilizado como culto, también son transparentemente humanos. Que existen los secretos, las envidias, las pasiones subterráneas, la incomunicación, la amenaza de que algo construido a lo largo del tiempo con tanta profesionalidad, esfuerzo, solidaridad y talento se quiebre definitivamente. Yaron Zilberman ha elegido para dar vida a la crisis de estos virtuosos de la música de cámara a un grupo muy atractivo de actores y actrices. Ese señor bajito y gordo, dotado de una voz inconfundible y prodigiosa, llamado Philip Seymour Hoffman, lleva demostrando desde hace más de veinte años un inmenso poder de credibilidad en todo tipo de personajes. También posee un instinto privilegiado para trabajar en películas que tienen algo que contar. Y cuando estas no funcionan, su presencia siempre consigue salvarse del naufragio. Ver y escuchar a este actor, en papeles protagonistas o en segunda fila, siempre me provoca admiración y placer. Su físico tal vez le niegue el estrellato. No le hace falta. No conozco ningún actor mejor que él. Christopher Walken siempre ha poseído un aura inquietante, desprende turbiedad, tiene estilo. Aquí le ofrecen un personaje digno y conmovedor. Y lo borda. Catherine Keener es una actriz sutil y una mujer elegante. Paso un rato agradable en compañía de interpretes tan dotados. El último concierto no es redonda, tiene bajones, me sobra el personaje de la hija traumada de ese matrimonio de músicos, pero posee un tono que se agradece especialmente en épocas de sequía, de ese apocalíptico cine de verano protagonizado cansinamente por los efectos especiales." (Carlos Boyero, El País)

"Con 'El último concierto' estamos ante una de las películas más inteligentes de la temporada cinematográfica...rprendente hallazgo el de esta película distinta a lo habitual, filmada a media voz, con breves intervalos de intensa emoción, realzada por una iluminación precisa y preciosa, ajustada en todo momento a los sentimientos que se reflejan en la pantalla. Cortesía del singular camarógrafo Frederick Elmes, colaborador en su día de David Lynch y Ang Lee. Se trata, en suma, de uno de esos esfuerzos creativos que no se olvidan fácilmente y que van aflorando poco a poco, a base de pequeños detalles. Su ajustado presupuesto demuestra que una buena película no tiene por qué ser cara." (Diario El Correo)

"...contemplar este tremendo cuarteto de intérpretes, sin olvidar a la joven actriz llamada Imagen Poots, supone un auténtico regalo para el espectador (...)" (Lluís Bonet Mojica: Diario La Vanguardia)

"... intrincada en los diálogos, la metáfora que construye es tan bella y atinada que te costará sacártela de la cabeza" (Andrea G. Bermejo: Cinemanía)

El último concierto

INFORMACIÓN Y HORARIO:

Salón de Actos consulta el mapa

Tlf: 922 849 090 (De martes a domingo, de 10:00 a 20:00 horas)

tea@tenerife.es

Entradas: 4€

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