Un claro en el bosque

[Fotografía: (c) Efraín Pintos, 2009 / Tea Tenerife Espacio de las Artes, 2009]

“Juan Carlos Batista convertido en agente metamorfoseante transforma un tronco de madera extraído de un árbol vivo y frondoso, en otro árbol que nos transporta a ese universo natural pervertido. Lo que podría parecer contradictorio es, sin embargo, consecuente con el destino de esos árboles caídos, destinados a crearnos la ilusión de estar próximos a la naturaleza cuando los utilizamos en los interiores de nuestras casas, tiendas y edificios. Los árboles de esta serie evocan la procedencia del material. Con extremo cuidado miniaturiza el espacio y nos transporta a universos donde estamos descontextuaizados. La propia madera que sirve de pedestal hace las veces de tierra, montaña o meseta, de modo que los papeles se tergiversan a través de un impulso creativo que descompone el mundo para, a partir de sus elementos, recomponer otro nuevo. Estas esculturas adquieren, así, un nuevo sentido que obtiene su verdadero significado al existir como parte de la ensoñación del artista. El aroma surrealista se aprecia en estas piezas al igual que en el resto de su producción. La indefinición de los objetos fotografiados que se recibe a través de una bruma misteriosa, es conseguida en sus esculturas, al dotar las formas de características que le son extrañas. En Paisaje con tres árboles vemos ramas antropomórficas y copas que recuerdan a una coliflor o a las bolas de golf, pero también a los poros de una piel humana dilatada por bultos tumefactos. El árbol enano evoca la forma de estos seres vivos para darnos a entender que, tal vez, no se trata de árboles, sino de seres ajenos a un mundo a las puertas de una plena transformación biológica a tenor de los últimos descubrimientos bioquímicos”.

[Clara Muñoz. Fragmento del texto “El animal inconsolable”, en el catálogo de la exposición homónima, del escultor y fotógrafo Juan Carlos Batista. Gobierno de Canarias, 2007].