Fronda
Sema Castro
2006
Técnica: Óleo sobre tabla
Medidas: 83 x 122 cm
Número de registro: TEA2006-012
Colección TEA Tenerife Espacio de las Artes Cabildo Insular de Tenerife
"Contemplar un cuadro de Sema Castro es, de entrada, afrontar el enigma de lo que representa. Seguramente ajeno a toda intención abstracta, su obra no se ve por ello obligada a respetar ningún código de representación conocido. De manera que el ojo no sabe nunca lo que distingue en la superficie de estos paneles de madera recubiertos de una materia lisa y plana, brillante a pesar de las nebulosidades sombrías con las que el artista oscurece sus fondos para hacer emerger sus formas recargadas. incesantemente, el observador duda y deja oscilar su comprensión sobre el hilo del reconocimiento de las cosas y de los seres".
[Arnauld Pierre. Fragmento extraído del texto "Un simbolismo evolutivo", publicado en el catálogo de la exposición Saña Tenaz. Naturphilosophie, Gobierno de Canarias, 2011.]
"La obra de Sema Castro es coherente: el pintor va abriendo inéditos escenarios siempre fiel a su proceso gestual y sin otra tentativa que no sea abrir nuevas escalas, mundos nunca antes comprendidos o entrevistos por la retina. Y es desde ese movimiento de sístole y diástole, de conocer e ignorar a un tiempo, desde el que asoma a la tabla la incoherencia implícita en todo proceso creativo: el no saber cómo ni por qué.Una pintura hecha de sedimentos, de estratos geológicos o de erupciones. Superficies fósiles como islas calcáreas o vestigios de viejos continentes naufragados. Glaciares de colores fríos aparecen, de súbito, en medio de una tempestad de insectos melíferos y libélulas color naranja.
Lo imprevisto e impreciso, lo incontrolado e informe de la mancha inicial, toma cuerpo como una manifestación de la necesidad, quizás por la perfecta cooperación de lo consciente y lo inconsciente, o tal vez porque el artista ha de trabajar como la caprichosa Naturaleza: sin objetivos ni significados previos, como una válvula de escape, como un sifón que vierte por su espita una combustión de energía, como un imaginario infantil que desbaratara el mundo conocido y lo recompusiera siguiendo los impulsos y las relaciones más aleatorias".
[Isidro Hernández Gutiérrez. Fragmento extraído del texto "El oficio de pintar", publicado en el catálogo de la exposición Saña Tenaz. Naturphilosophie, Gobierno de Canarias, 2011.]