Ciegos, sordos, mudos

Si bien los libros se han convertido en su seña de identidad, como un objeto familiar, fácilmente reconocible por todos y con una gran carga simbólica, sus primeros trabajos fueron representaciones de su cuerpo, como Zurda y Zurda Violada, de 1994, o Doble Juego, de 1996. También incluye en sus obras aquellos objetos cotidianos que tenía a su alcance y que podía dislocar de alguna manera, como en Iconos, de 1993, o en la serie fotográfica Sordos, Mudos, Ciegos, de 1999, que nos presenta un sillón escarlata que se difumina por la parte inferior, en la versión del 2000; y uno de color gris, representado en dos imágenes, una totalmente iluminada y otra casi toda a oscuras, excepto por la parte central.