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31 ago 2017

TEA Tenerife Espacio de las Artes proyecta 'Maudie, el color de la vida', un retrato íntimo de la pintora canadiense Maud Lewis

TEA Tenerife Espacio de las Artes, centro de arte contemporáneo, proyecta desde mañana [viernes 1] y hasta el domingo [día 3], a las 19:00 y 21:30 horas, la película 'Maudie, el color de la vida' ('Maudie', 2016), dirigida por Aisling Walsh. El filme, que se pasará en versión original en inglés con subtítulos en español, lleva a la gran pantalla el relato íntimo de dos personas y de su viaje hacia el descubrimiento del amor: El de la pintora canadiense Maud Lewis y el del que se convirtió en su inseparable compañero de vida, Everett Lewis.

Sally Hawkins y Ethan Hawke protagonizan Maudie, el color de la vida, una coproducción de Canadá e Irlanda que ha participado en más de veinte festivales de todo el mundo, incluyendo la Sección Oficial de la Berlinale y el Festival de Cine de Toronto. Completan el reparto central de este filme Kari Matchett, Gabrielle Rose, Zachary Bennett y Billy MacLellan.

Maud Dowley es una alegre y vivaz mujer que sueña con independizarse de su protectora familia. Everett Lewis es un huraño pescador local que busca asistenta. Tras ver su anuncio, Maudie no tarda en mudarse a la pequeña y aislada casa de Everett para encargarse de las tareas del hogar. Pero lo que comienza siendo una difícil convivencia entre dos polos opuestos va poco a poco transformándose en una bonita historia de amor. Basada en hechos reales, la película cuenta la historia de Maud Lewis, de su relación y de cómo sus sencillas pinturas llegaron a ser vistas y reconocidas por todos los rincones del país convirtiéndola en una de las artistas folk más representativas de Canadá.

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Las entradas para asistir a esta proyección, que tienen un precio de 4 euros, se pueden adquirir tanto en la taquilla de TEA el mismo día del pase como a través de la web, mediante el nuevo sistema de venta online. Quienes adquieran sus localidades por Internet podrán acceder directamente a la sala sin necesidad de tener que pasar por la taquilla y ya con el asiento reservado.

Maud Dowley Lewis nació el 7 de marzo de 1903 en South Ohio, una comunidad cerca de Yarmouth. Jack, su padre, pudo proporcionarle una vida moderadamente próspera puesto que era un respetado artesano que fabricaba arneses y hacía de herrero. Agnes, su madre, cultivaba actividades artísticas como la pintura, la talla tradicional o la música. Maud nació con los hombros inclinados y la barbilla sobre el pecho y llevó una vida confinada en casa pero feliz tras dejar la escuela a los catorce años, quizás para huir de las burlas de sus compañeros. Su madre le enseñó a tocar el piano hasta que una artritis reumática juvenil desfiguró sus manos. Dicha deformidad física pudo haber sido su peor suerte pero, fue peor la pérdida de sus padres al cabo de un par de años.

Una tía que vivía en Digby se encargaría de ella. Pero poco más tarde, un anuncio de un hombre llamado Everett Lewis, que buscaba una asistenta para su casa de Marshalltown, cambiaría su vida por completo. Everett, un hombre tacaño y parsimonioso, pero indiscutiblemente trabajador, se casó con Maud en 1938 y se dedicó a cocinar y cuidar de la casa mientras su esposa dedicaba la mayor parte de su tiempo a profundizar en su mundo interior, creando imaginativas y sencillas obras de arte.

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Su estilo era tan original como sus personajes. Solía pintar un mundo sin sombras, hojas de otoño en paisajes invernales e incluso bueyes de tres patas. Su alegría interior se trasladaba a las pequeñas tablillas que pintaba con una determinación y vitalidad insuperables. No es de extrañar que su obra llegara incluso a llamar la atención de la Casa Blanca de Nixon.

Maud fue increíblemente creativa y autodidacta; se especializó en pintar la vida rural cotidiana, amaba los animales y apreciaba la belleza de la naturaleza. Comenzó vendiendo sus cuadros por solo unos dólares pero vio como se incrementaba considerablemente su valor a lo largo de los años. Everett también comenzó a disfrutar vendiendo y negociando las pinturas que Maud hacía por lo que se instalaron en esa rutina. La felicidad que pintaba atrajo a vecinos en un principio y, más tarde, a turistas, logrando incluso un interés nacional. Su notoriedad creció, los encargos empezaron a llegar y su sencillez sigue hoy en día cautivando al público que, continúa intrigado por las escenas cotidianas tan variadas que pintaba. Actualmente, la obra de Maud está en colecciones grandes y pequeñas de toda América del Norte, siendo valorada dentro del mundo del arte como una gran pionera del arte Naïf.

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Dirige este filme la realizadora irlandesa Aisling Walsh (Dublín, 1958), conocida por su película Los niños de San Judas (2003) y por haber dirigido algunos episodios de la serie de televisión Wallander.