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27 mar 2019

TEA presenta 'Jardín salvaje', una exposición de la creadora multidisciplinar Marina Núñez

La muestra, que ahonda en la relación del ser humano con su entorno, se inaugura mañana [jueves 28] a partir de las 20:00 horas

TEA Tenerife Espacio de las Artes presentó hoy [miércoles 27] Jardín salvaje, de Marina Núñez (Palencia, 1966), una de las creadoras multidisciplinares más importantes del panorama artístico español y una de las artistas con mayor proyección internacional en la actualidad. El director artístico de TEA, Gilberto González; la comisaria de esta muestra, Yolanda Peralta, y la artista Marina Núñez, dieron a conocer los detalles de esta nueva propuesta expositiva que se inaugura mañana [jueves 28] a las 20:00 horas y que se podrá visitar en este centro de arte hasta el 2 de junio, de martes a domingo de 10:00 a 20:00 horas.

Gilberto González se mostró “enormemente satisfecho” de presentar Jardín salvaje, una muestra que “entronca muy bien con las líneas” que se han propuesto para el centro de “investigación y comprensión de la realidad”. “Lo que hay en esta exposición es un hacer de la artista sobre una reflexión, sobre una realidad cada vez más compleja en la que se entremezclan una serie de cuestiones que no nos hacen ver o que no nos hacen entender la complejidad del mundo en el que vivimos”, destacó González sobre la obra de esta artista que regresa a TEA diez años después (una de sus creaciones formó parte de una de las exposiciones inaugurales de este centro, Figuras reclinadas/Cuerpos tumbados) y que ahora descubre una exposición que ahonda en la relación del ser humano con su entorno, con aquello que llamamos naturaleza, mundo, universo, y también con el conocimiento del mismo.

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'Jardín salvaje' propone una reflexión -a través de una obra profundamente personal- sobre el ser humano y sobre la complicada y hasta ilusoria relación que mantiene con la naturaleza

Integrada por treinta y una proyecciones de vídeos y por dieciséis imágenes impresas, Jardín salvaje propone una reflexión -a través de una obra profundamente personal- sobre el ser humano y sobre la complicada y hasta ilusoria relación que mantiene con la naturaleza. Las obras que conforman esta muestra han sido realizadas entre 2010 y 2019 y dos de ellas -Naturaleza (2019) y Jardín salvaje (2019)- han sido producidas por TEA y se muestran al público por primera vez.

Yolanda Peralta detalló que Marina Núñez -artista que “aborda las complejidades de las sociedades contemporáneas y en concreto nuestra relación con la tecnología”- ofrece en esta exposición una invitación a pararse a pensar o a que nos replanteemos cómo ha sido la relación de la humanidad con el entorno y lo hace a través de vídeos e imágenes fotográficas donde hace un recorrido por esa contradicción que marca nuestra relación con la naturaleza. Lo que hay aquí es la imposibilidad, a pesar de nuestros intentos, de controlar lo natural”.

A lo largo de esta muestra- agregó la comisaria- se va planteando la ficción de creer que todavía existen espacios y lugares en la tierra que no han sido tocados por el ser humano, el ansia del ser humano de controlarlo todo (desde la muerte hasta el universo…) y el fracaso que deriva de esos intentos de control. Pero también, hay en este Jardín salvaje hay un canto para la esperanza. En ese replanteamiento de nuestra relación con el entorno hay que volver a establecer nuestra relación desde la empatía”.

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Marina Núñez, quien afirmó sentirse “encantada de tener esta mega exposición en un espacio tan fantástico como TEA”, explicó que en la sociedad hay una tendencia a creernos algo separado del universo, del mundo y recordó que no somos observadores neutrales sino que somos parte integrante del entorno. La artista considera que el hecho de que ser humano haya marcado una especie de frontera invisible y ficticia que lo separe de la naturaleza, es para tener una sensación de acceso al conocimiento objetivo, de dominio y de poder sobre el mundo.

Marina Núñez llama la atención sobre cómo al ser humano le gusta pensar en lo salvaje, en lo natural como algo previo a la colonización del hombre, incluso como su antítesis y en que quedan reductos intactos, cuando hace ya tantos siglos que no hay nada al margen de su intervención. En este sentido destacó que la idea de “lo natural” le interesa además por que cree que en general se usa como un factor de orden, de mantenimiento de las viejas convenciones de nuestro sistema social. “Cuando alguien habla de lo natural siempre pienso en fundamentalismos, en intentos de mantener las viejas ideas sobre lo humano resistiéndose a cualquier cambio. Lo natural es la heterosexualidad, la familia nuclear, las diferencias de raza, la superioridad de algunas culturas...”, señaló la artista.

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Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca y doctorada por la Universidad de Castilla-La Mancha, Marina Núñez trabaja con software de efectos especiales en 2D y 3D, los mismos que se utilizan en las industrias del cine y los videojuegos y que ella emplea como material artístico. La artista, que empezó realizando pinturas a óleo y que luego pasó a hacer fotografías manipuladas con PhotoShop, ha ido encaminando sus trabajos hacia lo digital, lo tecnológico, como lo que ahora se presenta en TEA. Son obras que tienen tras de sí mucha investigación y que se abren todos los horizontes posibles.

Además de ello, cabe resaltar que el discurso crítico feminista está en el fondo de todos sus trabajos de forma implícita o explícita. Y es que, como ella misma explica, es uno de los discursos que de manera más clara aborda la idea de que el sujeto canónico crea monstruos, y los persigue de una manera violenta. Marina Núñez -que recibió en 2016 uno de los Premios que concede la Asociación Mujeres en las Artes Visuales (MAV)- afirma que “esa idea de lo canónico excluyente y la representación de seres cargados de otredad está en el fondo de casi toda mi obra incluyendo éstas”.

También subyace en estos trabajos que se exhiben en TEA la idea de la muerte de lo humano y del nacimiento de lo posthumano. En sus imágenes, los seres humanos son siempre inquietantes, algunos de derrumban, otros explotan, otros aparecen desfigurados, plegados, metamorfoseándose o con una piel que se funde con el entorno.

Marina Núñez -destaca Yolanda Peralta, comisaria de la exposición- “nos alerta de la necesidad de replantearnos a nivel simbólico nuestra relación con la naturaleza, entendiendo esta como un espacio vital para el ser humano en la línea de lo que ya, en pleno siglo XVII, defendía la naturalista, entomóloga y pintora Maria Sibylla Merian, creadora de una serie de ilustraciones en las que mostraba a animales y plantas en comunidades, relacionándose y conectados entre sí, -en una época en la que tradicionalmente las especies se representaban separadas unas de otras- reflejando una realidad: la unión de lo vegetal y lo animal, en armonía, formando parte de un todo indisoluble. Quizás, como parece sugerir la videoproyección que cierra la exposición, esto sería posible si el ser humano se situara al mismo nivel que la naturaleza, no por encima de ella y conectara con el mundo vivo desde la empatía, el arraigo y el vínculo, en relaciones de igualdad y respeto, con una perspectiva de lo humano más allá del antropocentrismo y una noción de identidad basada en nuestra relación con el medio natural”.

Jardín salvaje (2019) [Instalación de 15 vídeos con música de Luis de la Torre]; Fuera de sí (supernovas) y Fuera de sí (constelaciones) (2018) [16 imágenes digitales sobre papel]; Demasiado mundo (2010) [Seis vídeos monocanal en bucle con música de Iván Solano]; Phantasmas (2017) [Seis vídeos monocanal con música de Luis de la Torre]; Cielo errante (2017) [Vídeo monocanal con música de Luis de la Torre]; Naturaleza (2019) [Cuatro vídeos monocanal]; Inmersión (2019) [Tres vídeos monocanal en bucle con música de Luis de la Torre]; y Grietas (2014). [Tres vídeos monocanal] son las obras que conforman esta exposición.