27 ago 2018
TEA clausura con la proyección de 'Blanco' y 'Rojo' el ciclo dedicado a Krzysztof Kieślowski
Las películas, incluidas en la trilogía ‘Tres colores’, se proyectarán en este centro de arte contemporáneo del Cabildo este miércoles [día 29] y el jueves [día 30], respectivamente
TEA Tenerife Espacio de las Artes clausura esta semana el ciclo de cine 100 años de la independencia de Polonia. Krzysztof Kieślowski: un camino a la libertad. Tres colores: Blanco (Trois couleurs: Blanc, 1994) y Tres colores: Rojo (Trois couleurs: Rouge, 1994) son las películas que cierran este programa que, durante más de un mes, ha mostrado en TEA algunos de los mejores trabajos del director polaco. Las entradas para estas dos últimas proyecciones, que tendrán lugar el miércoles [día 29] y el jueves [día 30] a las 20:00 horas, ya se han agotado. Las películas se pasan en versión original con subtítulos en español.
Tres colores: Blanco, filme protagonizado por Zbigniew Zamachowski y Julie Delpy, versa sobre la igualdad y su acción transcurre entre París y Polonia. Una pareja está en trámites de divorcio: él es Karol, polaco y humilde peluquero; ella, Dominique, francesa de gustos refinados. Sin duda hubo amor en su matrimonio, pero nunca llegó a ser consumado por laimpotencia psicológica de él. Los tribunales han concedido el divorcio y Karol se ve privado del acceso a la cuenta corriente que anteriormente compartían.
Las entradas para estas dos últimas proyecciones, que tendrán lugar el miércoles [día 29] y el jueves [día 30] a las 20:00 horas, ya se han agotado
Sin documentos y sin dinero se refugia en el metro, como cualquier indigente. Allí conoce a Mikolaj, compatriota y jugador de bridge que le propone un extraño trabajo. Deciden regresar juntos a Polonia para rehacer allí sus vidas. Aprovechando las especulaciones que trae al país el capitalismo, Karol emprende un negocio que le enriquece rápidamente. Convertido en empresario de éxito trama un plan para recuperar a su mujer. No obstante, cuando Dominique viaje a Polonia será víctima de una desigualdad semejante a la padecida por Karol en París.
Rojo, película que se proyecta el jueves [día 30], cierra la trilogía de Tres colores con una entrañable y maravillosamente representada parábola sobre la fraternidad. Valentine, una joven estudiante que se gana la vida como modelo, salva la vida de un perro atropellado por un coche. La búsqueda del dueño del animal conduce a la mujer hasta un juez jubilado que tiene una extraña obsesión: escuchar las conversaciones telefónicas de sus vecinos. A Valentine le desagrada la conducta del hombre, pero por alguna razón no puede evitar ir a verlo. Son dos personajes aparentemente opuestos, cada uno con su pasado y con su problemática existencial, pero que misteriosamente sintonizan y se comprenden.
Él, cínico y pesimista, lleno de amargura. Ella, hermosa, llena de confianza y bondad, dispuesta a amar. Ambos chocan y luchan entre sí, pero se necesitan: ella le despierta a la vida, mientras que él, sorprendentemente, la contagia su fe en el amor. En la misma ciudad vive Auguste, un opositor de judicaturas que parece una encarnación joven del jubilado juez. Tanto Valentine como Auguste experimentan crisis en sus respectivas relaciones. Aunque cada día ambos pasan por la misma calle, sus vidas no se cruzan hasta que un día compran el billete para el mismo ferry con destino a Inglaterra...
Rojo -protagonizada por Irène Jacob, Jean-Louis Trintignant, Frédérique Feder y Jean Pierre Lorit- es la última película de Kieślowski su testamento cinematográfico en el que el director vuelve a las preguntas sobre la humanidad, la moral, el azar, el amor, la solidaridad y las relaciones humanas, cumpliendo la declaración que formula en el principio de su trayectoria de cineasta: “Hay que llegar a lo que ha sido el contenido del arte desde el principio del mundo: la vida del hombre.” Su película es otro intento de indagar en la naturaleza humana y en el misterio del destino de cada hombre.
El ciclo está organizado por TEA Espacio de las Artes, la Asociación Polaco-Canaria ARKA, la Fundación AVA Arts, el Instituto Polaco de Cultura, bajo el patrocinio de la Embajada de la República de Polonia en España, y cuenta con la colaboración del Cabildo de Tenerife, de la Fundación Proyecto Perfecto, del Museo de Cinematografía de Lodz, del Grupo Memento y del Arona Gran Hotel. El proyecto ha sido subvencionado por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Polonia y el Instituto Adam Mickiewicz de Varsovia.
Krzysztof Kieślowski (Varsovia, 1941-1996) ingresó en la aclamada Escuela de Cinematografía de Łódź en 1964. La misma escuela que formó a otros grandes cineastas polacos como Roman Polanski, Andrzej Munk, Krzysztof Zanussi o el propio Andrzej Wajda. Kieślowski ingresó en ella en un momento artístico relativamente libre, bajo la tutela del régimen comunista polaco y unido a los más veteranos se encontró inmerso en el movimiento llamado del Cine de la inquietud moral, al que aportó, notablemente, su reflexión sobre el contexto histórico-político de Polonia, hasta finales de los 80.
Al principio realizó trabajos de corta duración centrados en la descripción de rasgos particulares de la sociedad polaca bajo el régimen comunista. En la mayoría de ellos, como en La Oficina (Urząd 1966), La Fábrica (Fabryka 1970), El Hospital (Szpital 1976), Desde el punto de vista de un portero de noche (Z punktu widzenia nocnego portiera, 1977) o La Estación (Dworzec 1980) retrató a varios individuos a partir de sus relaciones personales y profesionales en su entorno laboral. En estos primeros trabajos, Kieślowski enmarcó, fielmente, la vida cotidiana de cualquier ciudadano polaco, de obreros y soldados.
Pero en sus siguientes títulos, y manera progresiva, comenzó a expresar su desencanto y empezó a tener una visión menos pragmática de la realidad, iniciándose en el uso de simbolismos y códigos trascendentales como en El Azar o en Sin fin. La carga moralista en su discurso tuvo su punto culminante en la composición del Decálogo, una obra colosal, compuesta por diez películas de unos 55 minutos de duración media, a partir de los Diez Mandamientos, que realizó para la televisión polaca en el año 1988. El Decálogo fue una majestuosa obra y un éxito de crítica internacional que finalmente reconoció el nombre de Krzysztof Kieślowski y le abrió las puertas de la producción fuera de Polonia, en un histórico momento, clave, en los albores de la caída del régimen comunista.
Tras el Decálogo, Kieślowski da por terminada su etapa plenamente polaca y se concentra en la realización de su primera coproducción en Francia con La doble vida de Verónica en 1991. Dos años más tarde, continua esta etapa con la trilogía Tres colores, basándose en los ideales de la bandera francesa, Libertad, Igualdad y Fraternidad.