23 oct 2025
El museo TEA inaugura ‘Néstor reencontrado’, la primera gran exposición antológica de Néstor Martín-Fernández de la Torre en Tenerife
La muestra, que reúne más de 200 obras y documentos, propone una lectura contemporánea de la trayectoria del artista canario
El museo TEA Tenerife Espacio de las Artes presentó hoy (jueves 23) Néstor reencontrado, la primera gran exposición antológica dedicada a Néstor Martín-Fernández de la Torre (Las Palmas de Gran Canaria, 1887-1938) que se celebra en Tenerife. La muestra, que inaugura mañana (viernes 24), a las 18:00 horas, y que está comisariada por Juan Vicente Aliaga reúne más de 200 obras —entre pinturas, dibujos, esculturas, libros, documentos, fotografías, fonogramas y material de archivo— que permiten recorrer las múltiples facetas de un creador decisivo en la configuración de la cultura visual canaria del primer tercio del siglo XX.
Con motivo de la apertura, Juan Vicente Aliaga ofrecerá el sábado (día 25), a las 12:00 horas, una conferencia en la que abordará las líneas principales del proyecto expositivo. Néstor reencontrado podrá visitarse, con entrada gratuita, hasta el 1 de marzo de 2026, de martes a domingo y festivos, de 10:00 a 20:00 horas.
El consejero de Cultura y Museos de Tenerife, José Carlos Acha; el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Josué Íñiguez; la subdirectora artística del Museo Reina Sofía, Amanda de la Garza; el director artístico de TEA, Sergio Rubira; y el comisario Juan Vicente Aliaga; fueron los encargados de dar a conocer los detalles de esta muestra organizada por el museo TEA en colaboración con el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y el Museo Néstor de Las Palmas de Gran Canaria que cuenta con un catálogo que amplía los contenidos de la muestra e incluye textos del comisario y de diversos especialistas, que revisan la figura y la obra de Néstor desde una perspectiva contemporánea, subrayando su condición de artista cosmopolita y, al mismo tiempo, profundamente vinculado a la identidad cultural del Archipiélago.
José Carlos Acha, que agradeció a todas las entidades públicas y privadas así como a los coleccionistas que han hecho posible que esta muestra se vea ahora en Tenerife, subrayó la importancia de la figura de Néstor, “un artista que marcó un hito en la historia del Arte en Canarias”. “Pintor simbolista, modernista y buscador de la esencia de la cultura popular canaria, Néstor Martín-Fernández de la Torre fue un creador polifacético, retratista, el primer muralista canario, diseñador de vestuarios y escenografías, arquitecto y urbanista en cuanto colaborador de su hermano Miguel, pintor de una gran ambigüedad sexual, exuberancia, esteticismo, simbolista u vinculado a la masonería…Todo esto hace de él un artista inmenso”, agregó el responsable de Cultura del Cabildo sobre esta nueva exposición que llega a la Isla tras su paso por Madrid y que a través de sus obras y sus documentos “permiten una nueva lectura contemporánea de Néstor Martín-Fernández de la Torre”.
El concejal de Cultura del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Josué Íñiguez, reiteró los agradecimientos a las personas e instituciones que hacen posible esta exposición, “la más grande que se ha hecho en Tenerife sobre Néstor Martín-Fernández de la Torre”. Durante su intervención, Íñiguez recordó que “Néstor fue una figura fundamental en el arte y la cultura de Canarias” y reivindicó su mirada “Isleña, una forma distinta de estar y de ver el mundo y de afrontar sus problemas y lo hizo a través de la cultura”, apuntó.
La subdirectora artística del Museo Reina Sofía, Amanda de la Garza, reconoció que esta exposición les ha traído grandes alegrías, “logrando un récord de público y haciendo incluso que su catálogo se haya agotado en Madrid”. “Néstor reencontrado trae al centro a un artista que tuvo una gran relevancia en su época y que nos cuenta una historia diferente, es la historia de un artista originario de Canarias pero al mismo tiempo era un artista cosmopolita en su visión del arte”. “Esta exposición le hace un justo homenaje pero también permite a un público distinto encontrar luces sobre el principio del Siglo XX en el contexto español y europeo”, señaló De la Garza quien además confesó que esta exposición les dio otra gran alegría, “colaborar con TEA”.
Por su parte, el director artístico de TEA, Sergio Rubira, también mostró su agradecimiento a quienes han formado y han hecho posible esta muestra que formaba parte del proyecto artístico que presentó en el concurso para la dirección de este museo. En su intervención, Rubira destacó el rigor con el que Aliaga ha planteado esta exposición y también la forma en la que ha pensado en Néstor, un relato pensado desde la contemporaneidad subrayando algunos de los elementos fundamentales en la figura y en la iconografía de Néstor”. Valoró además que Néstor “fue un personaje que adelantó además muchos de los problemas que estamos afrontando hoy en día, fue un adelantado a su tiempo en muchísimas cuestiones”. “Néstor reencontrado es la primera gran antológica de uno de los artistas fundamentales, no solo de la modernidad canaria sino también de la modernidad de todo el estado y también de los contextos internacionales en los que estuvo”, concluyó Rubira.
Juan Vicente Aliaga explicó que esta muestra se articula en nueve secciones que examinan los diferentes lenguajes y periodos del artista, desde sus primeros ensayos simbolistas hasta su implicación en el modernismo, el muralismo, la escenografía o el diseño. Dijo además que Néstor reencontrado “es una exposición que recoge las diferentes facetas de la obra de Néstor desde los inicios, es decir, principios del siglo XX hasta el año 38 en el que él muere”. “Uno de los aspectos fundamentales de la trayectoria de Néstor consiste en lo transgresor que fue en lo que se refiere a la hora de mostrar la figura humana, donde él decide entremezclar, entreverar elementos masculinos y elementos femeninos que cohabitan, que coexisten en el mismo cuerpo. Eso en su momento fue algo totalmente innovador que muy pocos se atrevieron a hacer y los que lo llevaron a cabo lo ocultaban. En ese sentido, se anticipó a lo que estamos percibiendo ya en este siglo XXI, en esta superación del binarismo de género y es un intento de no estar supeditados exclusivamente a aquello que se ve como masculino o femenino, como elementos opuestos. Él trataba de conciliarlos. Esto también tiene mucho que ver con el hecho de que él era, además de homosexual, era masón y justamente una de las finalidades de la masonería consiste en la superación de los contrarios y en la búsqueda, digamos, de la felicidad a través de esa superación”, manifestó.
La obra de Néstor -añadió Aliaga- “es clave a la hora de entender la revalorización de la cultura canaria. Es cierto que fue un artista que se rodeó de la élite de la burguesía barcelonesa, madrileña, parisina y de otros lugares, pero al mismo tiempo él siempre pensaba en su isla, pensaba en Gran Canaria y en el resto del archipiélago y consideraba que había que poner en valor en las culturas tradicionales desde una nueva perspectiva con una nueva mirada y eso es algo que impulsó, sobre todo en los últimos años de su vida, del 34 al 38, él murió siendo todavía muy joven, cuando todavía no había cumplido 51 años”.
Néstor Martín-Fernández de la Torre desarrolló una obra singular que combina la sensibilidad simbolista con la estética del modernismo y una visión personal del arte como experiencia total. Su trayectoria abarca desde la pintura de caballete hasta el proyecto arquitectónico y escenográfico, con un interés constante por integrar las artes y por construir un imaginario propio en torno a la idea de lo insular y lo atlántico. Entre la espiritualidad simbolista, el refinamiento decorativo y la sensualidad de sus figuras, Néstor elaboró un lenguaje plástico que, aun conectado con las vanguardias europeas, mantuvo un fuerte anclaje en la identidad cultural de Canarias.
Entre las obras reunidas destaca Dama austriaca (1909), una pintura que no se había mostrado públicamente en las Islas desde hace cerca de un siglo, junto a piezas pertenecientes a sus principales ciclos, como El Poema del Mar, iniciado en 1913, o los retratos de su juventud. Estas obras revelan tanto la amplitud de su mirada como la coherencia de un proyecto artístico que, a lo largo de las décadas, exploró las relaciones entre naturaleza, mito y deseo.
La mayor parte de las piezas procede del Museo Néstor, aunque también se presentan préstamos de otras instituciones —entre ellas el museo TEA Tenerife Espacio de las Artes, el Museu Nacional d’Art de Catalunya, el Archivo de Fotografía Histórica de Canarias, la Biblioteca Fundación Juan March, la Casa-Museo Tomás Morales o el Museo Canario—, además de coleccionistas privados.
Secciones de Néstor reencontrado*:
Los inicios: en busca de una identidad como artista
Educado en el seno de una familia acomodada que frecuentaba tertulias artísticas y musicales, Néstor Martín-Fernández de la Torre desarrolló una gran sensibilidad por la creación artística gracias al estímulo de su madre, quien consiguió que el pintor catalán Eliseu Meifrèn i Roig le impartiera clases. El empeño de Meifrèn y de la madre del artista permitieron que en 1901 se trasladase a Madrid y entrase en el estudio de Rafael Hidalgo de Caviedes, donde se inició en la producción de retratos y escenas de calle, además de explorar el imaginario simbolista, como puede apreciarse en su obra Adagio (1903). Durante su etapa madrileña acudió a las tertulias del Café de Levante -frecuentadas por Valle-Inclán, Zuloaga o Romero de Torres- y del Café de Pombo, donde conoció a Ramón Gómez de la Serna. Su formación continuó en Londres a partir de 1904. Allí se impregnó de la belleza del arte prerrafaelista, del cromatismo de James McNeill Whistler y de los transgresores dibujos de Aubrey Beardsley. Más tarde, viajó también a París, donde se sumergió en el simbolismo. El impacto cultural y estético que supuso entrar en contacto con ambas ciudades es palpable en la obra de Néstor Martín-Fernández de la Torre a lo largo del tiempo.
Los años de Barcelona: 1907-1913
En 1907, el joven pintor se estableció en Barcelona atraído por la deslumbrante arquitectura modernista de la capital catalana y sus cenáculos artísticos e intelectuales, como la tertulia a la que acudían Santiago Rusiñol, Ismael Smith o Adrià Gual. Su obra tuvo una buena recepción entre los coleccionistas locales y pronto recibió encargos importantes, como los cuatro plafones realizados para el Salón del Tibidabo, inspirados en dos poemas de Jacint Verdaguer. Durante estos años, su pintura se caracterizó por un uso vibrante del color, con ecos modernistas y por la representación de figuras de temática mitológica, como en Berenice (1909) o Hércules prepara la tumba de Pirene (1908- 1909). De este modo, su trabajo se apartaba del naturalismo y el realismo para abordar un repertorio visual de cuerpos andróginos que escapaba de los cánones binarios de la masculinidad y la feminidad. Durante esta época, pese a que Barcelona era una ciudad estimulante y atractiva, también fue el escenario de comentarios maliciosos referidos a una de sus obras principales: Epitalamio (o las bodas del príncipe Néstor) (1909), la cual llegó a exponerse en 1910 en Bruselas aun con la desaprobación de ciertos sectores críticos con la ambigüedad sexual de la pintura.
El círculo decadente
Su segundo desencuentro con la crítica tuvo lugar a raíz de la exposición celebrada en Fayans Català en 1911, donde se exhibieron obras de Ismael Smith, Mariano Andreu y Laura Albéniz, además de trabajos del propio Néstor Martín-Fernández de la Torre. La muestra, exuberante y esteticista, fue criticada por su decadentismo y preciosismo. En esos años el artista se encontraba plenamente inmerso en una concepción del arte por el arte y en la creación de una serie de figuras andróginas, como Un caballero inglés (1910) y la composición homoerótica Los vicios (1910-1913), por ejemplo, trabajos que comparten un mismo aire con la obra de Ismael Smith y Mariano Andreu.
Poema de los elementos
Durante gran parte de su trayectoria, Néstor Martín-Fernández de la Torre dio forma a un proyecto de carácter casi quimérico iniciado en 1913 y que le acompañó hasta su muerte: la construcción del Palacio del Atlántico, donde pretendía mostrar un programa iconológico de grandes pinturas dedicadas a los cuatro elementos: agua, tierra, aire y fuego: el denominado Poema de los elementos. La singularidad y ambición de este proyecto incompleto (solo tuvo tiempo de concluir las ocho pinturas del Poema del mar o del Atlántico y cinco de las ocho del Poema de la tierra) radican en distintas cuestiones como la creación de una obra de sustrato simbolista y protosurrealista, la incorporación de los principios esotéricos de la masonería y la puesta en valor de un erotismo exuberante con cierto carácter homoerótico. El estallido de la Primera Guerra Mundial impidió que Néstor Martín-Fernández de la Torre se marchase a París, por lo que, a partir de 1914, se instaló en Madrid. Durante este tiempo y gracias a la amistad con Federico García Lorca, frecuentó la Residencia de Estudiantes donde conoció al futuro compositor Gustavo Durán Martínez, su pareja durante una década. El joven Gustavo aparece retratado desnudo junto a Néstor Martín-Fernández de la Torre en mar en reposo, una de las pinturas más bellas del Poema del Atlántico.
Feminidades: entre la españolidad y el cosmopolitismo
Néstor Martín-Fernández de la Torre hizo de su vida un acto de fe movido por una concepción de la estética dandi, pero ello no le eximió de enfrentarse a la realidad material de la existencia para conseguir independencia económica. Entre las obras que produjo bajo la demanda del mercado, se encuentran las pinturas, los dibujos y los grabados que representan el arquetipo de la mujer española ataviada con ropas tradicionales de maja o manola. Sin embargo, en estos encargos no se inclinó siempre ante los cánones de representación de una feminidad grácil y sometida a lamirada masculina, sino que sus figuras están marcadas por el simbolismo, el art decó cosmopolita y el folklore español, mostrando en ocasiones a las mujeres con un físico musculado.