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Escultura tras el 73

03 mar 2023 > 04 jun 2023

Lo que pesa una cabeza

Escultura tras el 73

Los dos únicos encuentros de Escultura en la Calle celebrados en Tenerife en 1973 y en 1994 plantearon cuestiones distintas y sin embargo consecutivas. En el primero parecía planear la idea de la escultura como una disciplina capaz de resignificar el espacio público. Frente al que entonces era un poder asfixiante, se presentaban un rosario de elementos que convocaban y acompañaban a la ciudadanía como una eclosión colectiva e ilusionante que no celebraba victorias o derrotas, sino cuestiones aparentemente más triviales, pero centrales en el discurrir de la vida. Fue en ese sentido y tras una convocatoria masiva que un buen número de obras plantearon infinidad de variantes, lenguajes y posibilidades. El segundo encuentro, sin embargo, giró en torno a las ideas nacidas de un simposio celebrado a tal efecto, y en el que se cuestionaba si el espacio público necesitaba, ya por aquel entonces, más escultura.

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Fechas: 03/03/2023 > 04/06/2023

Ubicación: Sala B (Planta 0) consulta el mapa

Martes a domingo de 10.00 a 20.00 h
Lunes cerrado, excepto festivo

Folleto 'Lo que pesa una cabeza. Escultura tras el 73' (1.42MB)

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Efraín Pintos. Jesús Rafael Soto. Primera Exposición Internacional de Escultura en la Calle. Santa Cruz de Tenerife, 1973. Fondo Efraín Pintos. Colección Centro de Documentación. TEA Tenerife Espacio de las Artes. Cabildo Insular de Tenerife

Efraín Pintos. Jesús Rafael Soto. Primera Exposición Internacional de Escultura en la Calle. Santa Cruz de Tenerife, 1973. Fondo Efraín Pintos. Colección Centro de Documentación. TEA Tenerife Espacio de las Artes. Cabildo Insular de Tenerife

Efraín Pintos. Jesús Rafael Soto. Segunda Exposición Internacional de Escultura en la Calle. Santa Cruz de Tenerife, 1994. Fondo Efraín Pintos. Colección Centro de Documentación. TEA Tenerife Espacio de las Artes. Cabildo Insular de Tenerife

Efraín Pintos. Jesús Rafael Soto. Segunda Exposición Internacional de Escultura en la Calle. Santa Cruz de Tenerife, 1994. Fondo Efraín Pintos. Colección Centro de Documentación. TEA Tenerife Espacio de las Artes. Cabildo Insular de Tenerife

Obra de Laura Mesa, 'TAC' (2023) Hierro y vidrio. Cortesía de la artista.

Obra de Laura Mesa, 'TAC' (2023) Hierro y vidrio. Cortesía de la artista.

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Obra de Aurelia Muñoz 'Pájaro seda natural II' (1982). Telas de seda natural y varillas de metal con plomos. Galería José de la Mano.

Obra de Aurelia Muñoz 'Pájaro seda natural II' (1982). Telas de seda natural y varillas de metal con plomos. Galería José de la Mano.

Obra de Paula García-Masedo 'Nada separado' (2022-2023). Agar-agar, glicerina, aceite esencial, sauce blanco, buganvilla y cable metálico. Cortesía de la artista.

Obra de Paula García-Masedo 'Nada separado' (2022-2023). Agar-agar, glicerina, aceite esencial, sauce blanco, buganvilla y cable metálico. Cortesía de la artista.

Fotografía de María Laura Benavente

Fotografía de María Laura Benavente

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Fotografía de María Laura Benavente

Fotografía de María Laura Benavente

Fotografía de María Laura Benavente

Fotografía de María Laura Benavente

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Fechas: 03/03/2023 > 04/06/2023

Ubicación: Sala B (Planta 0) consulta el mapa

De martes a domingo, de 10:00 a 20:00 horas

03 mar 2023 > 04 jun 2023

Lo que pesa una cabeza

Escultura tras el 73

Los dos únicos encuentros de Escultura en la Calle celebrados en Tenerife en 1973 y en 1994 plantearon cuestiones distintas y sin embargo consecutivas. En el primero parecía planear la idea de la escultura como una disciplina capaz de resignificar el espacio público. Frente al que entonces era un poder asfixiante, se presentaban un rosario de elementos que convocaban y acompañaban a la ciudadanía como una eclosión colectiva e ilusionante que no celebraba victorias o derrotas, sino cuestiones aparentemente más triviales, pero centrales en el discurrir de la vida. Fue en ese sentido y tras una convocatoria masiva que un buen número de obras plantearon infinidad de variantes, lenguajes y posibilidades. El segundo encuentro, sin embargo, giró en torno a las ideas nacidas de un simposio celebrado a tal efecto, y en el que se cuestionaba si el espacio público necesitaba, ya por aquel entonces, más escultura.

¿Esto que vemos en sala es un tercer encuentro? No, no aspira a serlo, pero sí recoge de nuevo las preguntas e intenta contestar de manera por supuesto sesgada a alguna de ellas. En 2023 cuando nuestras relaciones públicas e íntimas parecen estar casi sublimadas al campo de lo virtual y cuando la esfera de lo público es cada vez más cuestionada, debemos preguntarnos en qué modo la escultura puede ser un reflejo de la disolución de todo lo que hasta ahora dábamos por sentado. Al reinstalar Penetrable de Jesús Soto, la misma obra acaba por confirmar el carácter premonitorio que ya tuvo en los dos encuentros. Frente a otra de las obras más emblemáticas como es El Guerrero de Goslar de Henry Moore —esta obra es en realidad posterior ya que en 1973 se presentó Figura Reclinada— Soto plantea algo que no es escultura per se, que tiene un innegable carácter lúdico y a causa de esto se vuelve perecedera.

El pavor a un accidente, la duda de si puede o no pervivir sin vigilancia, hacen que la misma sólo exista, y esto es probablemente lo más fascinante, en la mente de quienes la vieron o creyeron verla. La cuestión es que Soto, que encarna lo mejor del modernismo latinoamericano y en muchos aspectos el optimismo de una América que no fue, acabada por el desgaste de sus propias piezas; alineándose de manera involuntaria con escultoras como Eva Hesse o Franz West, que ahondando en cualidades tan poco escultóricas como lo blando, lo informe y lo inaprensible, vislumbraron un tiempo de desesperanza que es el nuestro. Penetrable nos recuerda algo tan simple y que, sin embargo, no siempre percibimos, como que la vida nos desgasta. Así lo que encontraremos en estas salas son obras, digamos miedosas en cuanto dan por perdida la batalla del tiempo, no pretenden en la mayor parte de las ocasiones perdurar, sino que, al contrario, se presentan como reflexiones urgentes sobre la fragilidad de lo material y del propio espacio.

Así el yeso, el papel maché, lo textil, pero también las fibras plásticas y el vidrio hacen lo que hace habitualmente la escultura: ocupar un espacio y presentar toda su carga ideológica. No olvidemos que hasta la evasión apelando a lo estético es una actitud política, pero lo hacen en un espacio que se resiste a perder su dimensión pública, el museo, como reducto de lo que aún aspiramos sea un foro de desacuerdo cordial. Joan Miró vuelve a estar presente, como lo estuvo en 1973, pero a través de una serie de marionetas que inactivas son esculturas blandas y que, sin embargo, en el video de Sarah Maldoror, cobran la dimensión del cuerpo que nos remite a las opciones que abrió ese primer encuentro. Planteamos así una opción que no fue tal, entre lo inamovible, como es el caso de Femme Bouteille —la obra actualmente instalada en Avenida Asuncionistas— o lo ambulante, lo móvil y lo disruptivo que nos remite a toda esa tradición que la escultura, digamos rígida, es a veces incapaz de recoger.

Esta exposición junto con Este puede ser el lugar en la sala C deben entenderse entre el conflicto y el diálogo, como un tándem en el que la escultura y las artes vivas o en movimiento, juegan un papel fundamental como escenario de nuevas formas artísticas. Tenemos las mis mas dudas pero quizá cincuenta años después respuestas nuevas

Curaduría: Néstor Delgado + Gilberto González + equipo TEA

Artistas: David Bestué, Juan Bordes, Tony Cruz Pabón, Victoria Encinas, Petrit Halilaj, Esther Ferrer, Adelaida Arteaga Fierro, Fuentesal Arenillas, Eduardo Gregorio, Guenda Herrera, José Herrera, Lecuona y Hernández, Eva Lootz, Paula García-Masedo, Sarah Maldoror, Mónica Mays, David Medalla, Ana Mendieta, Laura Mesa, María Belén Morales, Aurelia Muñoz, Mònica Planes, Carlos Rivero, Lotty Rosenfeld, Jorge Satorre, Teresa Solar, Jesús Rafael Soto, Peter Fischli & David Weiss