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26 jul 2013 > 03 nov 2013

'La isla ilesa. Travesías insulares en la Colección TEA'

El poeta Paul Dermée, en el primer número de la revista creacionista Nord-Sud, analiza la que él considera necesaria autonomía de la obra de arte basándose en un inusual parangón: "crear una obra que viva fuera de sí, de su propia vida, y que esté situada en un cielo especial, como una isla en el horizonte". La obra de arte, comparada así con la isla, ha de caracterizarse por la autonomía, el desasimiento, la diferencia y la concentración; ha de confundirse con un espacio arquetípico y revelarse como un microcosmos, infinita en sus rigurosos márgenes.

La isla, desde la antigüedad clásica y el mundo griego arcaico -territorio eminentemente insular- ha sido el escenario de múltiples idealizaciones. "Ojos del mundo encantado", las llamó Hölderlin. Su condición de fragmento lejano del continente y en alta mar, como un territorio lejano, distante y tantas veces inaccesible por la distancia que la separa de tierra firme, la convierte en un lugar excepcional en el que es posible toda clase de maravillas, seducciones, prodigios y utopías. Frente a la estabilidad y el arraigo del continente, la geografía insular se concibe tal que sede de lo imaginario, el territorio del inconsciente o el marco privilegiado para adentrarse en lo enigmático y desconocido.

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Fechas: 26/07/2013 > 03/11/2013

Ubicación: Sala C (Planta 0) consulta el mapa

Martes a domingo de 10.00 a 20.00 h
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26 jul 2013 > 03 nov 2013

'La isla ilesa. Travesías insulares en la Colección TEA'

El poeta Paul Dermée, en el primer número de la revista creacionista Nord-Sud, analiza la que él considera necesaria autonomía de la obra de arte basándose en un inusual parangón: "crear una obra que viva fuera de sí, de su propia vida, y que esté situada en un cielo especial, como una isla en el horizonte". La obra de arte, comparada así con la isla, ha de caracterizarse por la autonomía, el desasimiento, la diferencia y la concentración; ha de confundirse con un espacio arquetípico y revelarse como un microcosmos, infinita en sus rigurosos márgenes.

La isla, desde la antigüedad clásica y el mundo griego arcaico -territorio eminentemente insular- ha sido el escenario de múltiples idealizaciones. "Ojos del mundo encantado", las llamó Hölderlin. Su condición de fragmento lejano del continente y en alta mar, como un territorio lejano, distante y tantas veces inaccesible por la distancia que la separa de tierra firme, la convierte en un lugar excepcional en el que es posible toda clase de maravillas, seducciones, prodigios y utopías. Frente a la estabilidad y el arraigo del continente, la geografía insular se concibe tal que sede de lo imaginario, el territorio del inconsciente o el marco privilegiado para adentrarse en lo enigmático y desconocido.

En este sentido, si bien la condición insular supera cualquier tipo de localismo y sólo puede entenderse desde una perspectiva multicultural y universal, al referirnos a nuestra naturaleza geográfica, el Archipiélago Canario, podríamos afirmar que el trabajo de sus poetas y sus pintores ha permanecido muy estrechamente vinculado a la propia exploración de esos signos insulares, tanto desde un punto de vista estético y físico, como desde su dimensión mítica y espiritual. Dicho de otro modo, algunos de los nombres propios más relevantes de la cultura canaria son aquellos que han propiciado una reflexión sobre la condición insular y se han esforzado por alcanzar cierto conocimiento del mundo que les es propio, desde la pintura de Óscar Domínguez a la poesía de Pedro García Cabrera pasando por el ensayo de Juan Manuel Trujillo; desde los versos de Alonso Quesada, anunciadores de la modernidad en las letras canarias, a los paisajes iluminados de Jorge Oramas; desde la isla de las maldiciones del escritor Agustín Espinosa, a los archipiélagos diversos y fragmentarios pintados por Gonzalo González o las construcciones geométricas de José Medina Mesa.

La isla ilesa. Travesías insulares en la Colección TEA Tenerife Espacio de las Artes reúne, en sus diferentes secciones, toda una serie de propuestas artísticas que, desde sus diferentes modos de expresión (pintura, fotografía, instalación o escultura) han emprendido un viaje hacia ese territorio excepcional de la creación. Obras, todas ellas, que se han situado en el afuera necesario de toda creación auténtica, en la pura distancia sin la cual no es posible poseer las cosas, en el desierto metafórico de la creación, en una atmósfera especial, como una isla en el horizonte.

Isidro Hernández Gutiérrez

Comisario y Conservador de la Colección TEA Tenerife Espacio de las Artes