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22 ene 2010 > 11 abr 2010

'Carlos Schwartz'

La exposición que Carlos Schwartz presenta en TEA Tenerife Espacio de las Artes nos propone una aproximación visual y reflexiva al arte que hoy se piensa y se mira a sí mismo pero tomando lo real como materia prima básica para constituirse. No cabía esperarse otra cosa de una cita con el arte como ésta, en la que el autor de los artefactos que contiene nos invita a pensar -tras mirar y observar- de otra manera, un modo diferente, fuera de convenciones y apriorismos.

En la muestra, que recoge trabajos de los últimos dos años, se manifiestan los diferentes registros en los que el artista desarrolla su trabajo: esculturas desestructuradas que se apoyan en el suelo o en la pared -con mobiliario, construcciones metálicas y neones-, instalaciones en las que mezcla algunos de los materiales citados con maderas para lograr un equilibrio inestable en la ocupación del espacio, y dibujos postminimalistas en torno a variaciones formales cercanas a lo tridimensional.

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Fechas: 22/01/2010 > 11/04/2010

Ubicación: Sala C (Planta 0) consulta el mapa

Martes a domingo de 10.00 a 20.00 h
Lunes cerrado, excepto festivo

Cartel (0.13MB)

Tríptico (0.74MB)

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Carlos Schwartz

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Fechas: 22/01/2010 > 11/04/2010

Ubicación: Sala C (Planta 0) consulta el mapa

De martes a domingo, de 10:00 a 20:00 horas

Mixto

22 ene 2010 > 11 abr 2010

'Carlos Schwartz'

Carlos Schwartz

La exposición que Carlos Schwartz presenta en TEA Tenerife Espacio de las Artes nos propone una aproximación visual y reflexiva al arte que hoy se piensa y se mira a sí mismo pero tomando lo real como materia prima básica para constituirse. No cabía esperarse otra cosa de una cita con el arte como ésta, en la que el autor de los artefactos que contiene nos invita a pensar -tras mirar y observar- de otra manera, un modo diferente, fuera de convenciones y apriorismos.

En la muestra, que recoge trabajos de los últimos dos años, se manifiestan los diferentes registros en los que el artista desarrolla su trabajo: esculturas desestructuradas que se apoyan en el suelo o en la pared -con mobiliario, construcciones metálicas y neones-, instalaciones en las que mezcla algunos de los materiales citados con maderas para lograr un equilibrio inestable en la ocupación del espacio, y dibujos postminimalistas en torno a variaciones formales cercanas a lo tridimensional.

Precisar qué es arte desde el adentramiento en los contenidos o desde la descripción de las formas resulta muy complejo (¿por qué esta forma o ese contenido sí lo son, en tanto que aquellas otras no?), pero sí nos es dado deducir que, como mínimo, arte es algo que contiene una escena diferente a lo habitual, una composición que estimula la aparición de imágenes en nuestra mente, estimula los sentidos y aclara el juicio donde lo teníamos obnubilado o donde ni siquiera sabíamos que lo teníamos. Una mezcla de singularidad y alteridad que rompe -a la vez que paradójicamente une- lo que es arte con lo que no lo es. A veces la singularidad del arte la descubrimos por lo que niega o por el hueco que descubre. Algo de ello sucede con las construcciones luminosas y arquitectónicas de Schwartz, que las reconocemos como distintas de la realidad habitual, como no pertenecientes a ella para alguna función reconocible (a pesar de que cada una de sus partes -papeleras, sillas, puertas, pantallas de lámparas...- sí las tengan), y sin embargo las interpretamos como arte porque nos dotan de un aparato iconográfico poderoso que destila preguntas y respuestas ante el que nos posicionamos con asombro.

El trabajo de Schwartz indaga en la posibilidad de una armonía entre elementos contrarios, en la posibilidad de obtener luz del dislocamiento y la fractura de lo cotidiano. Para ello utiliza escaleras de carácter industrial separadas de las arquitecturas que les serían propias para constituirse en elementos escultóricos en si mismos que se elevan en el espacio para no llegar a ninguna parte, aunque en esa ascensión derraman iluminación. Mezcla de contrarios, hibridación de dispares, unión de lo inesperado, (des)composición articulada... Schwartz aborda la escultura como una formalización del pensamiento actual fruto de lo aparentemente azaroso, frágil y liviano que nos rodea.

Podría decirse que sus construcciones materializan una suerte de paradójica presencia, pues de una parte nos resultan reconocibles en sus elementos constituyentes ya que pertenecen a lo cotidiano funcional, pero por otra parte elaboran una presentación de sí mismas que conduce a la perplejidad. Atraen la curiosidad por la vía de la identidad, al tiempo que provocan la duda por mostrarse como Otra cuestión, por su alteridad.

 

Javier González de Durana

Director Artístico de TEA