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Álvaro Urbano

29 sep 2023 > 21 abr 2024

Acto I: La eterna adolescencia

Álvaro Urbano

Acto I: La eterna adolescencia, de Álvaro Urbano, introduce al visitante en una ensoñación atemporal con la recreación del Gazmira, hotel que comenzó a construirse a finales de los años 50 en la montaña de Tenisca (La Palma). La muestra podrá visitarse de manera gratuita en TEA hasta el 21 de abril, de martes a domingo y festivos, de 10:00 a 20:00 horas. 

Acto I: La eterna adolescencia

Aún en pie, la ruina del Gazmira reaparece cada mañana, impasible, alongada sobre la pequeña ciudad. Como un extraño monumento dedicado a ya nadie recuerda qué. Quien se acerque encontrará una estructura a medio camino entre un panal y una molécula. Todavía hoy, se puede entrever el zigzagueante camino por el que transitaron los camiones, que, como insectos laboriosos, transportaron hormigón y madera. Ese mismo camino habría de servir al terminar la construcción, para conducir a turistas y visitantes hasta el radiante hotel nunca concluido. A esa nueva acrópolis se debía ascender de forma ritual, como si de un estudiado travelling cinematográfico se tratara.

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Fechas: 29/09/2023 > 21/04/2024

Ubicación: Sala B (Planta 0) consulta el mapa

Martes a domingo de 10.00 a 20.00 h
Lunes cerrado, excepto festivo

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Fotografía de María Laura Benavente

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Álvaro Urbano

Fotografía de María Laura Benavente

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Fotografía de María Laura Benavente

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Fechas: 29/09/2023 > 21/04/2024

Ubicación: Sala B (Planta 0) consulta el mapa

De martes a domingo, de 10:00 a 20:00 horas

Mixto

29 sep 2023 > 21 abr 2024

Acto I: La eterna adolescencia

Álvaro Urbano

Álvaro Urbano

Acto I: La eterna adolescencia, de Álvaro Urbano, introduce al visitante en una ensoñación atemporal con la recreación del Gazmira, hotel que comenzó a construirse a finales de los años 50 en la montaña de Tenisca (La Palma). La muestra podrá visitarse de manera gratuita en TEA hasta el 21 de abril, de martes a domingo y festivos, de 10:00 a 20:00 horas. 

Acto I: La eterna adolescencia

Aún en pie, la ruina del Gazmira reaparece cada mañana, impasible, alongada sobre la pequeña ciudad. Como un extraño monumento dedicado a ya nadie recuerda qué. Quien se acerque encontrará una estructura a medio camino entre un panal y una molécula. Todavía hoy, se puede entrever el zigzagueante camino por el que transitaron los camiones, que, como insectos laboriosos, transportaron hormigón y madera. Ese mismo camino habría de servir al terminar la construcción, para conducir a turistas y visitantes hasta el radiante hotel nunca concluido. A esa nueva acrópolis se debía ascender de forma ritual, como si de un estudiado travelling cinematográfico se tratara.

Al coronar la cima, desde las terrazas, desde la piscina, desde la habitación, acabaríamos por dominar, ya totalmente, el fértil valle de plataneras. Saborearíamos así el untuoso sabor del progreso sin fin. Este que visitamos ahora es un Gazmira especular. Transcurre en un tiempo impreciso. Como ocurre con la mayor parte del trabajo de Álvaro Urbano, es solo un momento, uno breve, uno que, sin embargo, resulta demasiado largo. El extraño intervalo en el que al despertar de un profundo sueño no acabamos de saber si es de día o de noche. No sabemos reconocer hacia dónde o de dónde viene la luz crepuscular. Tampoco el lugar, que aun, siendo conocido se nos aparece como totalmente nuevo.

Es un tiempo grumoso y es precisamente ahí, con los sentidos en guardia, pero con la conciencia aturdida, cuando Urbano disecciona la arquitectura, no tanto porque se sienta fascinado por la forma, por el proyecto, como por hacernos partícipes del deseo como motor de la misma. En sus instalaciones en una intersección entre lo escultórico, la pintura y los recursos del cine, parecen superponerse distintas historias que aparecen de forma calidoscópica. De este modo escuchamos el eco de aquello que pudo ser y de lo que habría de ocurrir. Es aquí también donde cada una de las plantas es escogida cuidadosamente como un nuevo relato. El ricino y la amapola que crecen en los márgenes de las fincas, en las atajeas, en los escasos metros que rodean los cuartos de apero, fuera de los pequeños jardines que se permitían las fincas. Sólo allí donde no era posible producir más. Aquellos lugares que el imparable manto verde de plataneras no ocupa.

Cuando de forma abrupta el entusiasmo cesó, el hotel dejó de crecer sobre la montaña de Tenisca. Esa montaña es en realidad un cono extinto, un cúmulo de escoria volcánica excretada de forma violenta en uno de los tantos procesos eruptivos de la isla. Un cúmulo de material que aún hoy se devora incansablemente para zahorrar nuevos malpaíses, pero también, para amasar la mezcla de áridos con la que se armó el hormigón de Gazmira. Un ciclo sin fin de autocanibalismo y renacimiento. De conversión y violencia como su nombre, Gazmira, Francisca de Gazmira. Una eterna primavera, una eterna adolescencia. (Texto. Gilberto González)

Álvaro Urbano (Madrid, 1983) La obra de Álvaro Urbano propone una arqueología de deseos e intenciones pasadas. Al crear atmósferas que replican espacios y gestos arquitectónicos específicos, el artista explora las narrativas que están insertadas en estas estructuras. Urbano utiliza métodos teatrales y cinematográficos–como iluminación, sonido y vestuario–con el propósito de explorar nuevos formatos de inmersión, sus proyectos están articulados frecuentemente a manera de escenas o capítulos en secuencia. El entrelazamiento de distintos medios permite generar situaciones que se aproximan a lo liminal y lo onírico, transformando el espacio expositivo en una plataforma de apariciones y espectros. Estas realidades escenificadas están habitadas por elementos vegetales y animales, que solo desde una distancia cercana se revelan a sí mismas como simulaciones orgánicas.

Funcionando como personajes activos y no como figuras secundarias, estos objetos interactúan con el público dentro de un marco narrativo establecido y generan historias paralelas derivadas del mundo botánico y del terreno común de la historia del arte. Urbano utiliza el “¿Qué pasaría si…?” como un detonante narrativo que puede ser utilizado para explorar el subsuelo volitivo de diversas ruinas modernistas y contemporáneas, a menudo rozando el terreno de lo alucinatorio. El ejercicio de recrear la arquitectura se convierte en una exploración íntima de la subjetividad de otros artistas y del contexto social en el que estas edificaciones fueron consideradas funcionales, innovadoras o condenadas al olvido. Personajes como Federico García Lorca, Luis Barragán, Eileen Gray y Oscar Wilde aparecen en estos montajes como figuras reinterpretadas desde la fantasía. Urbano recurre al mimetismo como una plataforma en la que la ilusión deriva en transformación humorística; la parodia y el homenaje florecen en sincronía.

Urbano ha presentado su obra en exposiciones y proyectos en TEA Tenerife Espacio de las Artes, Tenerife, SP; Bergen Assembly, Bergen, NO; Storefront for Art and Architecture, Nueva York, US; La Casa Encendida, Madrid, SP; Art Basel Statements, Basilea, CH, con ChertLüdde; Bundeskunsthalle, Bonn, DE; Kunsthalle Düsseldorf, DE; Boghossian Foundation, Bruselas, BE; Kölnischer Kunstverein, Colonia, DE; Hamburger Bahnhof, Berlín, DE; CAB, Bruselas, BE; Moscow International Biennale for Young Art, Moscú, RU; PAC, Padiglione d’Arte Contemporanea, Milán, IT; Neue Nationalgalerie, Berlín, DE; entre otros. El trabajo de Urbano forma parte de la colección Hamburger Bahnhof, Berlín, DE; Collection Lafayette Anticipations – Fonds de dotation Famille Moulin, París, FR; TEA Tenerife, SP; TBA21, Madrid, SP; Collegium, Arévalo, SP; Colección Museo Jumex, Ciudad de México, MX; y Fonds régional d’art contemporain Bretagne, Rennes, FR.

Junto con Petrit Halilaj (b. 1986, Kostërrc, XK), su pareja y colaborador artístico recurrente, Urbano recibió en 2014 la Villa Romana Fellowship. Formaron parte de la Artists and Architects-in-Residence en MAK, Los Angeles (2016/2017) y ejercen una cátedra en conjunto en el École Nationale Supérieure des Beaux-Arts de Paris, FR. Urbano y Halilaj han presentado su obra colaborativa en Ocean Space, Venecia, IT; Bally Foundation, Lugano, CH; Frankfurter Kunstverein, DE; Palacio de Cristal, Museo Reina Sofía, Madrid, SP; Autostrada Biennale at the National Library, Pristina, XK; the 17th Quadriennale di Roma, Roma, IT; the Biennale Gherdëina, Ortisei, IT y S.A.L.T.S., Basilea, CH. Próximas exposiciones y proyectos incluyen exposiciones individuales en SculptureCenter, New York, US (2024). Exposiciones colaborativas con Petrit Halilaj tomarán lugar en Guggenheim, Bilbao, SP (2023); Sydney Biennale, Sydney, AU (2024); y Portikus, Frankfurt, DE (2025). Álvaro Urbano estudió Arquitectura de Interiores en la ETSAM de Madrid y Bellas Artes en el Institut für Raumexperimente, Universität der Künste de Berlín; vive y trabaja entre Berlín y París.