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01 abr 2011 > 05 jun 2011

'532 flores para Las Palmas de Gran Canaria'

"Cada una de las 532 flores para Las Palmas de Gran Canaria es una muestra de afecto. Fascinado por la ciudad, Fernando Álamo (Santa Cruz de Tenerife, 1952) dedica una exposición a la urbe en la que reside desde hace tantos años. Una primera mirada podría llevarnos a engaño. El conjunto de imágenes pareciera el trabajo de un botánico que registra, clasifica y recoge en sus pinturas elementos distintivos de cada flor. Las flores representadas por el artista no son escogidas por sus originalidades sino por el azar, por sus vínculos con el entorno o por su atractivo visual. Son flores que enlazan la armonía de sus formas con los sentimientos del poeta. Sentimientos de agradecimiento, de cariño y de entrega a la vida y a la cultura que se genera en su ciudad. (...) El tema central de la exposición no es inédito en su recorrido, las flores han sido abordadas por él en otras ocasiones. Lo novedoso es la forma de presentarlas, la abundancia de las mismas que te rodean formando un jardín ordenado que atrapa al espectador

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Fechas: 01/04/2011 > 05/06/2011

Ubicación: Antesala B consulta el mapa

Martes a domingo de 10.00 a 20.00 h
Lunes cerrado, excepto festivo

Cartel (0.27MB)

Postal (0.38MB)

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Fernando Álamo

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Fechas: 01/04/2011 > 05/06/2011

Ubicación: Antesala B consulta el mapa

De martes a domingo, de 10:00 a 20:00 horas

Pintura

01 abr 2011 > 05 jun 2011

'532 flores para Las Palmas de Gran Canaria'

Fernando Álamo

"Cada una de las 532 flores para Las Palmas de Gran Canaria es una muestra de afecto. Fascinado por la ciudad, Fernando Álamo (Santa Cruz de Tenerife, 1952) dedica una exposición a la urbe en la que reside desde hace tantos años. Una primera mirada podría llevarnos a engaño. El conjunto de imágenes pareciera el trabajo de un botánico que registra, clasifica y recoge en sus pinturas elementos distintivos de cada flor. Las flores representadas por el artista no son escogidas por sus originalidades sino por el azar, por sus vínculos con el entorno o por su atractivo visual. Son flores que enlazan la armonía de sus formas con los sentimientos del poeta. Sentimientos de agradecimiento, de cariño y de entrega a la vida y a la cultura que se genera en su ciudad. (...) El tema central de la exposición no es inédito en su recorrido, las flores han sido abordadas por él en otras ocasiones. Lo novedoso es la forma de presentarlas, la abundancia de las mismas que te rodean formando un jardín ordenado que atrapa al espectador

La serie construida por 532 pinturas de 20 x 50 cm se presenta unida creando un panel compacto a modo de instalación que inunda las paredes de la sala de exposiciones. Una pintura figurativa que recoge el título, la fecha y el número de cada pieza e indica que estamos ante un trabajo que no sólo se lee individualmente, necesita del conjunto para entender mejor su dimensión. Sin embargo, cada pieza es individual, no hay ninguna pintura idéntica aunque todas son similares. El artista establece un juego entre un inmenso jardín que se despliega y la unidad siempre distinta, siempre única. La pintura de Fernando Álamo seduce por su exuberancia. Inquieta por su dimensión al tiempo que reta a la naturaleza a derrochar formas compactas y vida que se desborda".

Clara Muñoz

 

"Cuando leí (las estudié y las leí: las comprendí; supe del proyecto y de su ejecución) las flores de Fernando Álamo en su estudio del Puerto, una tarde de calor en la que sonaban las fanfarrias de la fiesta de La Luz (visitamos incluso la talla de Luján Pérez), quedé encandilado con la plástica de ese jardín interminable de Álamo que parece perseguir todas las flores del universo. Como si se pudiera abrazar con el olfato las esencias de esas flores, su saliva sentimental, su juego de cinturas imaginarias, sus tallos y sus talles: su baile, en fin, su sensualidad, el beso con los ojos cerrados de cualquier adolescente a la flor deseada. En el estudio de Álamo se daba el milagro de la Naturaleza en pleno apogeo: olía a flores todo el entorno y, conforme avanzaba la humedad en la tarde y hasta llegar la noche, el fermento de las flores pintadas por Álamo iba soltando su fragancia e impregnando el lugar de la creación como fuera un huerto de verdad. De modo que las flores vivían y respiraban dentro de cada cuadro: iban cambiando de color conforme la luz las miraba de uno u otro lado, negociaban sus posturas a veces lascivas, a veces de modelos entregadas a la estética del artista, y siempre doblegadas frente a la fuerza creativa del pintor.

Ni más ni menos eso es exactamente lo que es Álamo desde que tiene conocimiento de la vida: un pintor. Un pintor entregado a la excelencia de su obra; un artista que rebusca en su investigación constante para husmear en los tesoros escondidos que va descubriendo; y sí, es un excavador de geografías que su propia imaginación va inventando a diario, como trabaja, tal un jardinero fiel en la construcción de un huerto único que forma parte, como es de naturaleza, de su propia excelencia".

J.J. Armas Marcelo