Kiki SMITH
(Nuremberg, Alemania, 18 de enero de 1954)
Siendo su padre el artista minimalista Tony Smith y su madre la cantante de opera Jane Smith, no es de extrañar que con estos antecedentes Kiki Smith también se convirtiera en artista. Ya de pequeña ayudaba, junto a sus hermanas, a su padre a realizar maquetas de papel para sus esculturas. De adolescente se acercó al movimiento hippy donde encontró muy interesantes las ideas sobre la recuperación de la naturaleza. Vivió y estudió en San Francisco y ya en 1976 se trasladó a Nueva York. Trabajó en Tin Pan Alley Bar y fue miembro del grupo de artistas Collaborative Projects Inc. (Colab). Pero lo que marcó definitivamente la obra de Kiki Smith fue el regalo que su padre le hizo en 1979, un año antes de su muerte: el libro “Grey´s Anatomy”. A partir de ahí comenzó a dibujar las estructuras celulares y vísceras del cuerpo humano. Ella misma declaró que la muerte de su padre “anticipó mi verdadero nacimiento como artista”.
La resurrección, la reanimación y la regeneración son los leitmotivs de su trabajo desde que se sumergió en un frasco de vidrio un guante de látex que encontró en la calle y sobre el que dejó que crecieran algas (Hand in Jar, 1983). Lo más importante de su obra es sin duda su significado, llega a crear una nueva dimensión para la naturaleza y el cuerpo humano y nos acerca, en un mundo cada vez más tecnológico y científico, al papel individual de cada uno desde la reflexión y la poética. Sus obras han sido expuestas en los principales museos del mundo, como el Centre Pompidou o el Museum of Contemporany Art de los Ángeles. En 2019 ha tenido varias exposiciones individuales, como la de 11 Conti-Monnaie de París o la del Belvedere Museum de Viena, donde se mostraron cerca de sesenta obras de las últimas tres décadas.
