Stephen Shore ha sido uno de los fotógrafos más influyentes para la generación de artistas americanos que comienzan a trabajar a mediados de los 70, a partir de un ejercicio de documentación de gran formato y por su uso pionero de colores radicales. A los 14 años ya había vendido imágenes al MOMA y, aún adolescente, iluminaba las actuaciones de The Velvet Underground en la Factory de Warhol. De su éxito y de la identificación de los Estados Unidos con sus iconografías, dice mucho que con tan sólo 24 años fuese el primer fotógrafo vivo en tener una exposición en el Metropolitan Museum de Nueva York, después de la de Alfred Stieglitz. Desde 1982 es director del programa de fotografía del prestigioso Bard College de Nueva York, ejerciendo un magisterio directo indudable sobre las generaciones más jóvenes.