Juan Guillermo RODRÍGUEZ BÁEZ
(Gran Canaria, Canarias, España, 1916)
(Madrid, España, 1968)
Juan Guillermo Rodríguez Báez (Las Palmas de Gran Canaria, 1916 – Madrid, 1968). Con tan solo ocho años su familia se traslada a París, ciudad en la que pronto ingresaría en el Liceo Michelet. Durante su estancia francesa conoce a los pintores Pancho Cossío y Francisco Bores. En 1935 regresa a Las Palmas, donde particfipa en tertulias con Néstor de la Torre, quien se interesa por su pintura. Es movilizado como soldado en la zona de Huesca, aunque regresa a su isla natal antes de finalizarla, debido a una lesión ocular contraída durante su estancia en París. En 1939 tiene lugar su primera exposición individual, en la Calle Triana, y un año después se traslada a Madrid, donde vivirá hasta su muerte por una enfermedad pulmonar, en 1968. En la capital realiza todo tipo de trabajos para sobrevivir: escaparates, interiores, figurines… Consigue exponer en varias muestras colectivas y presentar su obra de forma individual. Su pintura se aproxima a las enseñanzas del maestro José Aguiar, así como a las de Agustín Redondela. En este tiempo se incorpora a la denominada Escuela de Madrid, formada por un grupo de jóvenes pintores que tienen conciencia de formar un colectivo, si bien se encuentra integrado por voces muy disímiles. Entre sus integrantes encontramos figuras de la talla de Francisco Arias, Álvaro Delgado, Menchu Gal, Luis García Ochoa o Agustín Redondela, entre otros. Si analizásemos la obra de cada uno de ellos no sería posible hablar de una escuela en sí, salvo en lo relativo a su ubicación geográfica, lazos de amistad y parcial formación generacional.
En su estilo artístico vemos cierta influencia del pintor Vázquez Díaz, tanto en el rigor del dibujo y la composición como en el ejercicio geométrico de algunas de sus obras. La temática de sus obras se corresponde con la de los integrantes de la Escuela de Madrid: bodegones, retratos y escenas rurales, donde suele utilizar el paisaje de Castilla como modelo, especialmente la localidad de Jadraque. Un ejemplo de esta temática es Panorámica de Jadraque. En esta etapa su pincelada evoluciona hasta convertirse en una seña de identidad del autor: empastada en los motivos vegetales y plana en los edificios, como se aprecia en Puente de Segovia o en las dos versiones de Rincón de Madrid. A partir de 1953 sus cuadros se vuelven más coloristas y nítidos, sin perder la doble textura de pinceladas que lo caracteriza. Entre los años 1955 y 1964, el propio Juan Guillermo Rodríguez Báez define su estilo como expresionismo cubizante, influenciado por Picasso, donde no solo experimenta con temáticas nuevas y poéticas, como el protagonismo del espantapájaros en sus composiciones, sino que los temas marineros comenzarán a ser cada vez más visibles en sus obras, como reminiscencias de su infancia en Gran Canaria. Su última etapa se caracteriza por un mayor acercamiento al cubismo, con obras como La trilladora azul o La trilladora roja, donde el paisaje ya no juega un papel protagonista, sino que simplemente alberga el objeto representado. Sus últimas obras conocidas, en las que trabaja poco antes de morir son de temática religiosa.
