De entre los renovadores de la imagen documental surgidos en Gran Bretaña en la década de los ochenta, como consecuencia de las tensiones sociales surgidas durante el gobierno conservador de Margaret Tatcher, Paul Graham se ha mantenido como una referencia imprescindible en la fotografía contemporánea, como muestra la presencia de sus obras en las colecciones de museos como el MOMA de Nueva York o la Tate londinense. En sus fotografías, desarrolladas en series temáticas, usa los géneros documentales tradicionales para mapear a geopolítica del mundo contemporáneo, pero siempre con soluciones estéticas y planteamientos conceptuales que lo alejan del fotoperiodismo entendido como género fotográfico de los medios de comunicación masiva.